iOS 19 promete ser un cambio de look total. En realidad es algo mucho más importante para Apple
Apple se dispone a ejecutar el mayor rediseño de sus sistemas operativos en una década. Según ha filtrado Mark Gurman en Bloomberg, iOS 19 supondrá una transformación radical de la interfaz del iPhone, con cambios en iconos, menús, ventanas y controles del sistema.
Una apuesta arriesgada para un fabricante cuyos ingresos se ralentizaron tras el boom pandémico y cuyo producto estrella —el iPhone— ha acumulado últimamente la sensación de tocar techo en ingresos incluso con alguna caída.
Lo interesante de este rediseño es lo que nos dice sobre la estrategia de Apple. La empresa de Cook suele marcar tendencia en diseños de interfaz, pero ahora se ve en una situación paradójica: busca inspiración en su producto menos vendido, las Vision Pro.
Su casco de realidad mixta no parece haber tenido unas ventas demasiado notables, pero es quien va a servir como modelo estético, según lo filtrado por Gurman, para unificar la experiencia entre todos los dispositivos de Apple.
Es una ironía fina: el producto que menos usuarios tiene es quien va a marcar cómo interactuaremos con nuestros dispositivos los más de mil millones de usuarios de iPhone.
Este movimiento habla de otro cambio importante en la filosofía de producto de Apple. Durante años ha mantenido una distinción clara entre sus plataformas, resistiéndose a la tentación de fusionar iOS y macOS como han intentado los competidores (Microsoft, Google).

GIF: Apple.
Ahora, sin abandonar esa separación funcional, Apple busca una coherencia visual que haga más fluida la transición entre dispositivos. No es casualidad que ocurra en un contexto muy marcado: dificultad para aumentar los ingresos en los últimos dos años, lo cual se traduce en necesidad de estimular la renovación de dispositivos y de consolidar su ecosistema
El rediseño también indica una posible vulnerabilidad en la posición actual de Apple: la interfaz del iPhone, antaño revolucionaria, se ha vuelto familiar hasta el punto de la invisibilidad.
Innovar en hardware es cada vez más complicado cuando el producto está maduro –al smartphone le pasa ahora lo que en su momento le pasó al ordenador–, así que la percepción de novedad se debe crear a través del software. Si no puedes revolucionar la experiencia física, cámbiala visualmente.
Es un juego tecnológico, pero también psicológico: hacer que lo conocido se vuelva a sentir nuevo. Pero sin alienar a una base de usuarios heterogénea y masiva acostumbrada a ciertos patrones de interacción. No es lo mismo hacer cambios en el Mac OS X de 2007 (para un nicho de usuarios, la mayoría entusiastas) que en el iOS de 2025 (para gente de todas las edades, niveles técnicos y contextos culturales, desde niños hasta ancianos).
La pregunta no es si Apple conseguirá implementar técnicamente estos cambios —tiene el talento y los recursos para hacerlo y lo hará— sino si lograrán el delicado equilibrio entre innovación y familiaridad que define las mejores evoluciones de producto. Como nos enseñó iOS 7 hace doce añazos, reinventar lo que funciona siempre conlleva riesgos.
Pero quizás ese sea precisamente el punto: Apple necesita volver a arriesgar.
En Xataka | El ocaso de la «cultura Apple». La devoción ciega ha evolucionado hacia un entusiasmo crítico
Imagen destacada | Apple