La intriga de los coches con etiqueta B de la DGT: lo que sabemos sobre si podrán entrar o no en las grandes ciudades

Todos los municipios de más de 50.000 habitantes en España deberían contar ya con una zona de bajas emisiones. Decimos que «deberían» porque es lo que se establece en la Ley 7/2021, de 20 de mayo, de cambio climático y transición energética, una norma que se está pasando por alto en muchos casos.
Tanto es así que el Ministerio para la Transición Energética y el Reto Demográfico tiene un mapa donde recoge todas las ciudades que tienen una ZBE activa en estos momentos. Según los datos recogidos en el mismo, apenas un tercio de las ciudades que en 2023 ya deberían tener activo un espacio de bajas emisiones aplican en estos momentos algún tipo de restricción.
En total, 151 urbes en España deberían haber puesto en marcha algún tipo de norma para mejorar la calidad del aire y reducir el volumen del tráfico pero dos años después de que fuera obligatorio aplicar la norma, sólo 51 ciudades tienen activas alguna restricción de este tipo.
Esas restricciones, sin embargo, no tienen por qué ser iguales en cada ciudad, por lo que es interesante acudir al mapa si tienes pensado acudir en coche a una urbe que aplique una ZBE en su ciudad o parte de ella.
Esta es la situación actual y cómo le afecta a los coches con pegatina B.
Unas restricciones que no aplican de la misma manera
Cuando se redacto la nueva norma, se señaló que las ciudades de más de 50.000 habitantes tendrían que implantar una zona de bajas emisiones para mejorar la calidad del aire. Pero en ningún momento se describía un protocolo homogeneizado para toda España.
Esto fue algo de lo que se quejaron las ciudades. La propuesta del Gobierno es que cada ciudad debía tomar medidas para mejorar la calidad del aire de un modo u otro y, de hecho, publicó un documento donde se explicaba qué tipo de medidas se podían tomar y por qué cada urbe podría decidir qué camino emprender.
En ese documento se explicaba que una zona de bajas emisiones podía abarcar una ciudad completa (Barcelona, por ejemplo), aplicar restricciones radiales de menos a más duras en su interior (Madrid) o, sencillamente, imponer zonas de bajas emisiones en lugares muy específicos con el objetivo de preservar algunas zonas especialmente interesantes como colegios, hospitales o parques (Sevilla).
En la redacción de la norma no se establecieron posibles sanciones si se incumplía la obligación y tampoco se ponían unos objetivos claros de mejora en la calidad del aire. Simplemente se habla de eso mismo, mejorar los datos actuales.
Esto ha llevado a que los consistorios rara vez se quieran mojar las manos, conscientes del daño en imagen que puede provocar sacar a cientos, miles o decenas de miles de coches de la circulación. De ahí que ciudades como Sevilla apenas apliquen su zona de bajas emisiones en espacios muy concretos (en este caso la Isla de la Cartuja) o en unas pocas calles del centro de la ciudad (Zaragoza). O que Madrid echara para atrás sus propias normas apenas unos pocos días antes de empezar a multar.
En otras ciudades, como Fuenlabrada, las restricciones son especialmente laxas. Por ejemplo, aquí un vehículo sin distintivo no puede utilizar la zona de bajas emisiones (de unas pocas calles) como travesía pero sí puede acceder a su interior para comprar o hacer cualquier otro recado. Sólo se exige que el vehículo se encuentre, al menos, ocho minutos y medio en el interior para no ser multado.
Y tenemos el caso de Segovia que solo aplica las restricciones a su casco histórico (el recinto amurallado) pero, sin embargo, sí va a castigar a los automóviles con etiqueta B de la DGT, un caso especialmente particular.
¿Hay algo nuevo con la pegatina B de la DGT?
Podríamos decir que no. Es un «run run» que lleva sonando desde 2023 y que ha vuelto. En los últimos días se han generalizado los artículos y las menciones a las redes sociales en las que se habla de que los coches con distintivo ambiental B de la DGT (gasolina posteriores al año 2000 y anteriores a 2006 y diésel posteriores al año 2006 y anteriores a 2014) van a ser expulsados de las ciudades o van a sufrir severas restricciones.
En estos momentos, la única ciudad que multa por el uso de un coche con pegatina B en un espacio de zona de bajas emisiones es Segovia. Lo hace, como decíamos, en su casco antiguo, en lo que se conoce como recinto amurallado. A este espacio no pueden entrar los automóviles sin distintivo ambiental de la DGT o aquellos con pegatina B.
Por lo demás, no hay nada activo en estos momentos y tampoco se esperan grandes cambios en los próximos años. Por ejemplo, en Madrid sí hay activas restricciones a la pegatina B pero sólo obliga a estacionar el coche en un aparcamiento subterráneo en la conocida como Zona de Bajas Emisiones de Especial Protección Distrito Centro, lo que en su día se conocía como Madrid Central.
El resto son proyectos que deberían empezar a aplicarse en los próximos años. El más ambicioso es el de Cataluña. La Generalitat aprobó el pasado verano su Plan de Calidad del Aire Horizonte 2027. En él se establece que, a partir del 1 de enero de 2028, las ciudades con más de 50.000 habitantes en Cataluña deberán imponer restricciones circulatorias a los vehículos con etiqueta medioambiental B de la DGT.
Es decir, en Barcelona y el resto de ciudades con más de 50.000 habitantes deberían imponer algún tipo de restricción a estos automóviles (no se habla de prohibición, eso sí, por lo que pueden ser restricciones temporales como las que aplica ahora el área metropolitana de Barcelona a coches sin etiqueta de la DGT).
Además, se establecen excepciones por razones socioeconómicas y dos entradas al mes al área restringida para los no residentes y hasta 52 días al año para los residentes. También se especifica que estas normas se aplicarán a todos los municipios de más de 20.000 habitantes a partir del 1 de enero de 2030.
La otra gran ciudad que tiene un proyecto similar es Bilbao. La zona de bajas emisiones en este momento es muy pequeña, apenas dos kilómetros cuadrados, y solo se aplica de lunes a viernes en horario de 7:00 a 20:00 siempre que sea día laborable. Se han establecido dos tipos de restricciones:
- Residentes que tuvieran el coche con pegatina B de la DGT empadronado antes del 15 de junio de 2024 en la ciudad, podrán seguir circulando por este área hasta el 31 de diciembre de 2029. No será hasta el 1 de enero de 2030 cuando se prohíba su circulación.
- No residentes o quienes tengan el coche empadronado fuera de la ciudad, pueden seguir accediendo al interior de la misma si tienen pegatina B de la DGT pero tendrán que estacionarlo en un parking público. Es el mismo modelo que en Madrid.
- No se podrá acceder con un coche con distintivo medioambiental B si no se es residente, no se tiene una plaza de garaje o no se estaciona el coche en un aparcamiento público
En resumen, si hablamos de restricciones circulatorias a la pegatina B de la DGT, sólo Segovia y en un espacio muy pequeño sancionará este mismo año por su circulación. En Madrid o Bilbao no hay motivos para recibir una sanción si se cumplen las normas que obligan a estacionar el coche en un aparcamiento público. En Cataluña, las restricciones llegarán a partir de 2028 y 2030 en función del tamaño de la ciudad.
Foto | Miquel Migg y DGT