Un paquete “Made in USA” se dirige a Ucrania. Se llama GLSDB, y es la bomba de Boeing contra el triángulo ofensivo de Rusia
Dos noticias en las últimas horas reflejan hasta qué punto la guerra de Ucrania es un sinsentido. Por un lado, Estados Unidos ha confirmado que está discutiendo con Putin las tierras y plantas de energía que darían con el ansiado alto el fuego. Por el otro, un paquete se dirige desde Washington a Ucrania. En su interior, unas bombas que prometen cambiar la actual ventaja rusa en la invasión.
El ”triángulo ofensivo”. Contaban varios analistas el fin de semana que a medida que la guerra en Ucrania entra en su cuarto año, Rusia ha perfeccionado una estrategia que, aunque no ha logrado avances decisivos en el campo de batalla, está erosionando sistemáticamente las capacidades y la moral de las fuerzas ucranianas. El enfoque, denominado por expertos británicos como el «triángulo ofensivo», combina infantería, drones de ataque y bombas planeadoras para someter a las fuerzas ucranianas a una presión constante.
La táctica ha resultado particularmente efectiva debido a la situación actual de Ucrania, que enfrenta la reducción de suministros militares occidentales, exacerbada por la decisión de la administración de Trump de congelar los envíos de armas y toda cooperación en inteligencia (ahora reactivada ambas). Aunque Rusia sigue sin lograr avances estratégicos significativos, su enfoque está logrando una acumulación de pequeñas victorias a un alto coste humano y material.
El papel clave de las UMPK. Uno de los elementos más novedosos y efectivos de esta estrategia ha sido el uso intensivo de bombas planeadoras UMPK, que han permitido a Rusia revivir su capacidad aérea sin exponer sus aviones al fuego enemigo. Estas bombas, que transforman municiones convencionales en armas de precisión de bajo coste, han sido un factor clave para Rusia desde su introducción en 2023.
A diferencia de los sistemas occidentales como las JDAM de Estados Unidos (utilizadas durante más de 25 años), las UMPK rusas priorizan cantidad sobre precisión. Aunque su exactitud es menor que la de sus contrapartes occidentales, su potencia explosiva es devastadora. Plus: estas municiones han demostrado ser particularmente efectivas contra trincheras y búnkeres ucranianos, ya que incluso un impacto cercano puede destruir fortificaciones bien preparadas. Se estima que Rusia aumentará su producción de 40.000 bombas UMPK en 2024 a 70.000 en 2025, lo que supondrá un desafío aún mayor para Ucrania.
La ayuda americana: GLSDB. La respuesta de Ucrania al triángulo ofensivo ruso llegará gracias a la reactivación de la ayuda militar y de cooperación de inteligencia de Estados Unidos. Para ser más exactos, se ha enviado a Ucrania una nueva versión mejorada del Ground-Launched Small Diameter Bomb (GLSDB).
La bomba, que debutó en el campo de batalla ucraniano meses atrás, tuvo un desempeño decepcionante, especialmente debido a las capacidades avanzadas de guerra electrónica de Rusia, lo que llevó a que su uso fuera suspendido. Sin embargo, con la creciente necesidad de armamento de largo alcance tras la disminución de las reservas de misiles ATACMS, el GLSDB ha sido reevaluado y modificado para contrarrestar interferencias electrónicas y mejorar su eficacia.
Las modificaciones. Según Reuters, las nuevas versiones del GLSDB incluyen refuerzos estructurales para soportar mejor las tensiones del lanzamiento, además de una optimización en su sistema de navegación GPS, lo que lo haría más resistente al bloqueo y suplantación de señales (jamming/spoofing). De hecho, para validar estas mejoras se realizaron 19 pruebas de lanzamiento recientemente.
Recordamos que la bomba fue desarrollada por Boeing y Saab, un arma de precisión lanzada desde tierra con capacidad de ataque a distancia. Su diseño se basa en la combinación de dos componentes existentes. Por un lado, la bomba de pequeño diámetro GBU-39/B (SDB), utilizada en ataques aéreos. Por el otro, el motor cohete M26, que se emplea en los sistemas de lanzacohetes múltiples M270 MLRS y M142 HIMARS.
Cómo funciona. El sistema permite que el GLSDB sea disparado como si fuera un cohete al uso y, tras alcanzar cierta altitud, despliega alas retráctiles que le permiten planear sin propulsión hasta su objetivo, usando su sistema de navegación inercial y GPS. Su alcance es de aproximadamente 150 km, lo que lo hace especialmente útil para Ucrania en su intento por atacar infraestructura y líneas de suministro rusas a gran distancia.
El problema inicial. A pesar de que Saab había asegurado que el GLSDB tenía alta precisión (con un margen de error de solo un metro), los informes desde el frente sugieren que su vulnerabilidad a la guerra electrónica rusa fue mayor de lo esperado. Rusia ha demostrado una capacidad efectiva para bloquear señales GPS, lo que afectó la precisión del GLSDB y redujo su efectividad.
Curiosamente, la versión aérea de la SDB ha funcionado bien en la Fuerza Aérea Ucraniana, lo que ha planteado dudas sobre por qué la versión terrestre sufrió problemas de interferencia. Se sugiere que la mayor distancia de vuelo del GLSDB puede haber amplificado el impacto de la pérdida de señal GPS.
Importancia estratégica y versatilidad. Sea como fuere y a pesar de sus problemas iniciales, el GLSDB sigue siendo una pieza clave en la estrategia militar ucraniana. Su gran alcance coloca la bomba por encima de los cohetes de 227 mm usados en el MLRS y HIMARS, lo que permite ataques profundos sin necesidad de costosos misiles balísticos tácticos como el mismo ATACMS. Además, tiene la ventaja de ser compatible con múltiples plataformas de lanzamiento, incluidos el MLRS M270 y el HIMARS M142, lo que facilita su integración en el arsenal ucraniano.
Plus: otro factor importante es la disponibilidad de componentes, ya que tanto los motores M26 como las bombas GBU-39/B tienen amplio «stock» en los arsenales de Estados Unidos y otros aliados, lo que hace de la bomba GLSDB una opción viable y escalable para mantener la presión sobre Rusia y hacer frente a esa guerra de desgaste de Moscú con su triángulo ofensivo.
Imagen | SAAB
