La generación Z está redefiniendo la jerarquía en el trabajo y no reconocen a sus jefes: o son líderes o nada
Si algo están descubriendo las empresas que contratan a empleados de la generación Z, es que, definitivamente, no se gestionan igual que los jóvenes millennials o de la generación X. La comunicación y los valores de esta generación son muy diferentes a los de generaciones anteriores.
Por ejemplo, la generación Z no tiene el mismo concepto de jerarquía y autoridad que sus padres o abuelos, y por ello tienden a hablar con la misma naturalidad con el CEO de la compañía que con sus compañeros. No es la única peculiaridad de esta generación en el trabajo.
Sin tiempo para formalismos
Según un estudio reciente de la plataforma de empleo Indeed, revelaba que el 93% de estos jóvenes admite haber hecho «ghosting» a sus empleadores, tratándolos como si fueran una cita fallida. Esto se debe a que no conciben la jerarquía de la misma forma que generaciones anteriores, priorizando la eficiencia y los resultados por encima de las normas de etiqueta o la corrección social.
Selena Rezvani, experta en liderazgo de equipos profesionales, aseguraba en un vídeo en su perfil de LinkedIn que esto no debe interpretarse como una falta de respeto ya que nos encontramos ante la generación de TikTok, Snapchap y de las redes sociales, donde los mensajes y la comunicación es rápidos, impactante y directa. No hay tiempo de prolegómenos y formalismos.
En opinión de Reyes Suárez, HR Team Leader en Randstad Professionals, «es más un choque de cultura de empresa y formas de entender el liderazgo. La generación Z es muy asertiva, pero tiene que mejorar su inteligencia emocional, que sí han desarrollado otras generaciones anteriores que han vivido otro contexto».
¿Quién es el jefe?
Una de las claves es que los jóvenes de la generación Z ven las dinámicas laborales como una red de colaboración, no como una cadena de mando, por lo que prefieren un liderazgo accesible con los que colaborar, no alguien al que obedecer sin preguntar el objetivo de su trabajo.
En este contexto, Rezvani asegura que los empleados de la generación Z responden ante un líder que les ofrece transparencia y que está dispuesto a admitir sus errores, y se choca contra un muro cuando se presenta a un jefe como una figura autoritaria.
Suárez destacaba que establecer una relación cercana y directa con ellos les lleva a aprender mucho más rápido sus funciones, generando confianza entre ambos. «La generación Z es mucho más demandante de tiempo, en el sentido de reclamar un feedback constante y también de darlo. En este sentido sí que las generaciones anteriores eran más independientes».
Un líder se hace, no se impone
Según una encuesta llevada a cabo por la consultora Robert Walters, el 52% de los profesionales de la Generación Z no quieren ascender a cargos intermedios, y el 72% elegiría continuar su propio crecimiento profesional en lugar de gestionar a otros.
Ese es un indicador del poco valor que dan a la jerarquía «impuesta» por antigüedad o estatus, y valoran mucho más aquellos líderes que ejercen como mentores y guías de los que aprender.
De acuerdo con un artículo de Selena Rezvani publicado en MSNBC, «al haber crecido en una época donde el liderazgo deficiente se denunciaba públicamente, han desarrollado la expectativa básica de que el respeto debe ser mutuo», aseguraba la experta en liderazgo.
Esa percepción de las relaciones jerárquicas en la empresa es la que lleva a los jóvenes a no saber comunicarse correctamente con las figuras de autoridad más veteranas, que se presentan como «jefes» a los que obedecer, mientras que los jóvenes tienden a reconocer como líderes aquellos que se han ganado su respeto desde la confianza.
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