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La UE quiere acorralar la privacidad de WhatsApp y Signal con puertas traseras. En Francia la jugada le ha salido mal

La Asamblea Nacional de Francia votó el pasado 20 de marzo una cuestión fundamental para la privacidad de sus ciudadanos. Una que ponía en juego la confidencialidad de sus conversaciones en aplicaciones de mensajería como WhatsApp o Signal.

Puertas traseras. Como señalan en EFF (Electronic Frontier Foundation), la propuesta francesa era inquietante. El objetivo era la de obligar a plataformas de mensajería como WhatsApp o Signal a crear «puertas traseras» que permitieran un acceso oculto a conversaciones privadas. La propuesta forma parte de medidas con el argumento de evitar la pornografía infantil (Child Sexual Abuse Material, CSAM).

A por la vigilancia masiva. La propuesta de ley planteaba una herramienta espectacular para la vigilancia masiva. Una que ya trataron de adoptar en el Reino Unido en 2019 y que permitiría a las agencias de seguridad unirse a chats cifrados sin que sus participantes se dieran cuento.

Terrible para la privacidad, pero también para la seguridad. La amenaza no solo afectaba a nuestra privacidad, sino a la propia seguridad de estas aplicaciones. Los expertos criticaron ya en 2019 la propuesta y avisaron de que podría servir para introducir vulnerabilidades sistémicas o crear herramientas de las que muchos acabarían abusando. La organización francesa La Quadrature du Net (LQDN), que defiende las libertades fundamentales del mundo digital, instó a una movilización contra esa «ley sobre drogas» que entre sus opciones incluía esa teórica creación de puertas traseras.

De eso, nada. Afortunadamente para los defensores de la privacidad, los legisladores franceses votaron en contra de dicha propuesta, lo que permite que al menos de momento dichas plataformas puedan seguir operando con el cifrado de extremo a extremo que protege la confidencialidad de esas comunicaciones.

Una victoria difícil. Como señalan en la EFF, dicha victoria no fue fácil, y solo llegó tras la presión popular, los comentarios de expertos «y el apoyo de la sociedad civil». Aun así, avisan, seguirán las presiones para tratar de activar medidas que minen la privacidad de nuestras comunicaciones, «quizás reempaquetadas, o puestas en marcha a toda velocidad a través de momentos legislativos más tranquilos». Ese es también el peligro: que dichas leyes acaben siendo aprobadas de forma engañosa y como parte de legislaciones más amplias y genéricas.

Dichoso Chat Control. El pasado mes de septiembre la Presidencia de Hungría del Consejo de la Unión Europea recuperó la propuesta del llamado Chat Control, es decir, la eliminación del cifrado de extremo a extremo. Hubo un primer intento que fue rechazado, pero durante el verano se comenzaron a mover los hilos para su revisión, el llamado Chat Control 2.0 que está en desarrollo.

La nueva propuesta relaja los términos. Chat Control 2.0 sigue siendo preocupante. La propuesta publicada por la Presidencia de Polonia del Consejo haría el escaneo de esas conversaciones «voluntario» y sería clasificado como preventivo. Los expertos creen que esta propuesta es un paso en la dirección adecuada para proteger el derecho de los ciudadanos europeos a mantener su correspondencia digital privada.

El Gobierno de España quiere puertas traseras. Fernando Grande-Marlaska, ministro de Interior español, es uno de los grandes defensores de las puertas traseras. En un documento de 2023 exponía cómo es «imperativo que tengamos acceso a los datos». Hay otros muchos países europeos a favor de este tipo de medidas, y como explican en la organización activista ChatControl.eu —creada por Patrick Breyer, del Partido Pirata Alemán—, los riesgos para la privacidad son importantes.

Imagen | Nathan Dumlao

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