Los aranceles del 125% a China son la puerta de entrada a un proceso aún más drástico: el "desacoplamiento"
La nueva guerra arancelaria entre Washington y Pekín está creando las condiciones para una separación total de las dos economías más grandes del mundo, algo que apenas un año atrás parecía impensable.
Qué está pasando. Trump ha suspendido los aranceles más elevados para decenas de países durante 90 días, pero ha aumentado los aplicados a China hasta el 125%, marcando una estrategia clara: aislar a Pekín.
Este giro no es una desescalada. Al contrario, es un intento de formar un frente común contra China, convirtiendo lo que parecía un conflicto comercial multilateral en un enfrentamiento bilateral.
En cifras. La magnitud de esta ruptura es enorme:
- El 73% de los teléfonos que usa Estados Unidos proceden de China.
- El 78% de ordenadores tienen origen chino.
- El 87% de consolas de videojuegos.
- Y el 77% de juguetes.
Entre líneas. Esta crisis no es accidental, sino estrategia calculada. Trump creó primero una amenaza mundial para luego presentarse como alguien razonable al ofrecer una tregua parcial. Para todos salvo para China, sobre quien mantiene la máxima presión.
«Podemos llegar a un acuerdo con nuestros aliados», dijo el secretario del Tesoro, Scott Bessent. «Han sido buenos aliados militares, aunque no tan buenos en lo económico. Y luego podremos enfrentarnos a China como un bloque unido».
El trasfondo. Los aranceles del 125% suponen una barrera prácticamente infranqueable para el comercio. No es solo proteccionismo, sino desacoplamiento económico total.
El impacto es inmediato: Goldman Sachs ha recortado su previsión de crecimiento para China del 4,5% al 4% para 2025. Mientras, 19 billones de dólares se han esfumado de los mercados bursátiles mundiales desde febrero, según Bloomberg.
Y ahora qué. Vamos hacia una economía mundial dividida en bloques, algo no visto desde el colapso de la Unión Soviética. Pekín ya ha insinuado que podría devaluar un yuan ya de por sí cada vez más débil. Y ha advertido a sus ciudadanos contra viajar o estudiar en Estados Unidos.
Las autoridades chinas han dejado claro que no serán quienes den el primer paso para negociar, mientras Trump dice estar «esperando» su llamada.
El momento clave. La estrategia de Trump pasa por una visión de suma cero: utilizar el tamaño del mercado estadounidense como palanca y crear condiciones para que otros países elijan bando. Bloque. Isla.
«La confianza se ha esfumado», dice Da Wei, director del Centro para la Seguridad Internacional y Estrategia de la Universidad Tsinghua en Pekín. «En el equilibrio entre desarrollo económico y seguridad económica, siempre se enfatizará la seguridad. Este es un cambio a largo plazo».
- Las cadenas de suministro globales han sido construidas durante décadas de una globalización ahora cuestionada.
- Y también ahora se enfrentan a un cambio de roles cuyas consecuencias son imposibles de anticipar con certeza.
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