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Los aranceles han puesto a Apple en el ojo del huracán. La pregunta es qué pasará ahora con Samsung

Día nuevo, arancel nuevo. La administración Trump llevó a su pico máximo de tensión la guerra comercial con un arancel a China del 104%, que hace apenas unas horas subía al 125%. Al mismo tiempo, se prorrogaba el resto de aranceles durante 90 días y se modificaba el porcentaje a uno fijo del 10%. ¿Objetivo? Centrar completamente la guerra en China.

Aunque el foco está puesto en el principal rival, hay un país que estuvo en la mirilla con uno de los aranceles más altos de la lista: Vietnam. Atacar a este país es atacar a uno de los fabricantes asiáticos más importantes del mundo. Uno que, en los Estados Unidos, es actualmente el segundo fabricante. Sí, hablamos de Samsung.

Por qué Vietnam. Desde el inicio de la guerra comercial entre Estados Unidos y China en 2018, Vietnam se convirtió en una de las principales vías de escape para los fabricantes que querían sortear el impacto arancelario. Algunas de las grandes empresas empezaron a trasladar parte de su producción allí, dados sus bajos costes laborales, estabilidad política mano de obra cualificada.

En los últimos años, hemos visto a gigantes como Apple trasladando la producción de productos como los AirPods a Vietnam, en su intento de reducir dependencia con la cadena de producción china. Trump es consciente de la deslocalización de empresas (incluidas las estadounidenses) a este país, y quiso castigarlo especialmente con un arancel de más del 40%, por ahora en el aire.

Un aliado clave. Tal es la inversión de Samsung en Vietnam, que sus exportaciones han llegado a suponer un 25% del total del país entero. En 2024 invirtió más de 220 millones de dólares en el centro de investigación en Hanoi, y emplea a más de 100.000 personas.

Por su lado, Vietnam ha dotado a Samsung de exenciones fiscales, aranceles preferentes e infraestructura específica adaptada a los requerimientos de Samsung. Es una compañía clave para la economía del país, y la relación es completamente simbiótica.

El caso Samsung, aún más particular. La relación de Samsung con Vietnam va mucho más allá de la guerra comercial. Es una que se consolida desde 2008, año en el que Samsung aterriza en el país con su primera planta de producción. Casi 20 años después, el 50% de su cadena de producción está ubicada en Vietnam, con diversas plantas de producción y un gigantesco centro de I+D en Hanoi.

Samsung no solo fabrica teléfonos en Vietnam, divisiones como Samsung Display, así como las relacionadas con chips de bajo nivel, baterías y más componentes clave de su portfolio tecnológico, nacen en Vietnam. Es actualmente el país que conforma su núcleo estratégico en la cedan de suministro.

Ni rastro de China. Samsung es el único gigante tecnológico que no fabrica smartphones en China. La compañía cerró sus últimas fábricas en el territorio en 2020, repartiendo la producción entre Vietnam, India, Corea del Sur, Brasil, Indonesia y Egipto. La cadena de producción de Samsung está extremadamente diversificada, un escenario que le protege bastante bien ante cambios geopolíticos.

Tres meses de incertidumbre. Samsung tiene mucha capacidad de respuesta ante un arancel del 10% en Vietnam. La diversificación en la cadena de suministro es uno de sus principales aliados, y una estrategia de absorción parcial del arancel sumada a una ligera subida de precios en mercados como el estadounidense no supondría un impacto especial.

Caso aparte sería el regreso de un arancel superior al 40% a Vietnam, teniendo en cuenta que la mitad de su producción se realiza allí. Por el momento, la noticia del día es que Trump ha centrado esta guerra arancelaria en China, bajando al 10% el resto y paralizándolos durante 90 días. Mañana, quizás, la noticia sea distinta.

Imagen | Xataka

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