Opinión

Las circunstancias … mandan

Alimentos chatarra, ¿están dudando?

Por: Boghar González y González

-Emergencia epidemiológica de obesidad y diabetes desde 2016

-Amparos favorables para universidades

-Cambio de hábitos alimenticios

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Los antecedentes para la implementación de esta política pública de la prohibición de la venta de alimentos chatarra en las 255,000 escuelas, de todos los niveles, públicas y privadas en todo el país parecían muy sólidos, aceptados por la comunidad, dado los niveles de obesidad que se presentan cada vez a más temprana edad y que llevó al país a declarar una emergencia epidemiológica de obesidad y diabetes en 2016, debido al alto consumo de refrescos y comida chatarra, se hicieron reuniones entre docentes, padres de familia, concesionarios de cafeterías, tiendas escolares y parecía que todos habían comprendido y aceptado la medida. Según la UNICEF, los niños mexicanos consumen más comida chatarra que cualquier país latinoamericano, provocando que un tercio de los niños ya se consideran con sobrepeso u obesidad.

Pero una vez que se llegaron las fechas de su implementación empezaron a cuestionarse algunas situaciones que al parecer imposibilitan su aplicación, de acuerdo a lo originalmente diseñado, los argumentos son diversos y cada quien opina desde su óptica: los estudiantes a sus distintas edades, padres de familia (es diferente la opinión de quien solo da dinero, a los que tienen el hábito de preparar alimentos y bebidas), si el plantel se encuentra en zonas urbanas o rurales, si son públicas o privadas y si son de educación básica, media superior o superior. La necesidad existe, pero su aplicación estandarizada es la razón principal de su posible fracaso.

Las primeras en reaccionar, a través de amparos, fueron las universidades privadas de alto nivel socioeconómico, su argumento central fue la autodeterminación de estudiantes mayores de edad, el recurso procedió, con este antecedente las actuales autoridades de la SEP buscan revertir algunas disposiciones de la ley aprobada el último día de la administración del presidente AMLO, esta semana trascendió que sí se están considerando modificaciones como cancelar la medida para el nivel superior y permitir la venta al exterior de las escuelas para los otros niveles, delimitando la autoridad de funcionarios sanitarios y académicos. Además de las poderosas presiones de la industria refresquera y de comida chatarra que han accionado a través de líderes de opinión en los medios de comunicación tradicionales y digitales hostigando a los promotores de esta política pública.

Mucho se dijo y escribió en el transcurso de la pandemia del Covid-19 que a México afectó más en número de muertes, dadas las altas tasas de comorbilidades que presentamos como población, que la cantidad de mexicanos diabéticos, es una de las razones principales del colapso del sistema de salud, que nuestros hermanos indígenas chiapanecos son los mayores consumidores de refresco per cápita a nivel mundial, que a raíz de la globalización y el tratado del libre comercio cambiamos nuestros hábitos alimenticios olvidándonos de nuestra cocina tradicional y sus ingredientes por la comida rápida, chatarra y de fácil acceso que nos ofrecen las tiendas de conveniencia sustentadas en campañas muy efectivas de mercadotecnia.

Sin duda la necesidad y realidad son palpables, no hay objeción, es una de las acciones que sí requieren la rectoría del Estado en cuanto a la información y ejecución de una política pública que es en beneficio de la mayoría de la población y en contra de intereses comerciales de la industria de ultra procesados muy poderosa, es una buena prueba para las autoridades de la 4t y sus políticas de izquierda, ojalá y las adecuaciones cuiden los contextos de cada plantel y no se les pida yogurt griego a escuelas rurales con alumnos de bajo poder adquisitivo que no tienen acceso a ese tipo de productos. Que se aproveche el apoyo de los padres de familia y se les siga concientizando de la ventaja económica y de salud de preparar alimentos en casa, con ingredientes de la región ¿de qué sirve ganar mejores sueldos? Si nuestra expectativa de vida se reduce por malos hábitos alimenticios que privilegian la inmediatez y pereza sobre la calidad, ¿de qué sirven los apoyos sociales monetarios, para niños y jóvenes estudiantes? Si tenemos que comprar más medicamentos, consultar a doctores especialistas y al final vivir menos, con baja calidad de vida, cada quien debe hacer lo que nos corresponde, al final del día es vivir bien y por muchos años de forma sana.   

boghar@hotmail.com                      

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