Elon Musk puso a Tesla en piloto automático. Ha prometido volver a coger el volante por el bien de su fortuna

Tesla ha sido sinónimo de innovación y éxito en el sector de la movilidad eléctrica, con una imagen de marca admirada y una posición privilegiada en el mercado bursátil. La Apple de la automoción, la calificaron algunos. Sin embargo, la incursión de Elon Musk en la política estadounidense ha desencadenado una serie de acontecimientos que han puesto en jaque tanto la reputación como los resultados financieros de la compañía.
El experimento político de Musk ha tenido consecuencias, afectando directamente a la percepción pública y a las ventas de Tesla. El destino de Tesla y el de su CEO van de la mano, por lo que la debacle en ventas de la marca también ha afectado a la valoración de su fortuna personal.
Tesla antes de la politización de Musk. Antes de que Elon Musk se involucrara activamente en política, Tesla era considerada una de las grandes compañías tecnológicas del mundo y con potencial para superar el billón de dólares en capitalización bursátil. La empresa se codeaba con gigantes como Apple, Microsoft y Amazon, y su crecimiento parecía imparable gracias a la confianza de los inversores y a la demanda creciente de vehículos eléctricos.
En ese escenario, la fortuna personal de Musk también alcanzó cifras récord, superando por segunda vez el techo de los 300.000 millones de dólares. Tesla era vista como una apuesta segura por sus inversores y su fundador era generosamente recompensado por ello.
Elon Musk llegó arrasando con todo a la política. El desembarco en política de Elon Musk dividió las opiniones de los inversores entre quien opinaba que su posicionamiento junto a Trump (abiertamente contrario a los coches eléctricos) proporcionaría ventajas estratégicas a Tesla, y quienes veían peligrar la imagen la marca. Durante un tiempo, la euforia de los mercados por el cambio de gobierno dio alas a las acciones de la compañía que marcaban récords jornada tras jornada, mientras la fortuna de Musk se disparaba superando los 420.000 millones de dólares.
El panorama cambió radicalmente tras las elecciones y el papel de Musk al frente del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE). La reputación de Tesla se deterioró rápidamente cuando el nuevo departamento comenzó a aplicar medidas impopulares y Musk se convirtió en la «bola de demolición» del Estado, como lo describió el Financial Times.
Musk y Tesla son uno. La imagen de Tesla está estrechamente atada a la de Elon Musk, por lo que cuando la popularidad de Musk se desplomó, arrastró consigo a Tesla, sumiéndola en una crisis reputacional sin precedentes.
Las ventas de la compañía cayeron un 13% en el primer trimestre de 2025, mientras que los ingresos se redujeron un 9%, hasta los 19.335 millones de dólares. El beneficio neto se hundió un 71%, quedando en solo 409 millones de dólares. De la crisis financiera de Tesla no se libran ni aquellos compradores que han decidido vender su Tesla en 2025, que han visto como, debido a la reputación de su CEO y al mayor número de Teslas puestos a la venta, se está depreciando su precio en el mercado de segunda mano.
La popularidad (perdida) de Musk. Una reciente encuesta realizada por CNBC ha revelado que el 47% de los entrevistados tiene una opinión negativa de Tesla, mientras que el 27% mantiene su opinión positiva del fabricante. Su CEO se mueve en porcentajes muy similares con un 50% de opiniones negativas y un 36% de los encuestados que le dan su apoyo.
Sin embargo, tal y como destacaba Micah Roberts, socio de Public Opinion Strategies, la encuestadora republicana que realizó el estudio, «Donde Tesla es más fuerte es entre las personas con menos probabilidades de comprar un vehículo eléctrico», por lo que quienes apoyan el posicionamiento político de su CEO, probablemente nunca serán clientes de la marca.
El retiro forzado a Tesla. Ante el desplome de los resultados y las presiones recibidas desde la bancada republicana y por inversores de Tesla, Elon Musk ha reconocido de forma velada que no ha dedicado suficiente tiempo a la compañía. En la presentación de resultados ha prometido reducir de forma «significativa» su implicación política a partir de mayo para sacar a la marca del problema en el que él mismo la ha metido.
En pocos meses, la fortuna de Musk ha experimentado el mismo ascenso y caída que Tesla. Aunque el valor de sus acciones en la empresa ha disminuido considerablemente, el impacto en su patrimonio personal se ha visto amortiguado por el crecimiento de SpaceX y de xAI, su empresa de IA. Si no fuera por el buen desempeño de estas compañías, la debacle de Tesla habría tenido consecuencias aún más graves para la riqueza de Musk, que en la actualidad se mantiene en los mismos niveles que cuando comenzó todo.
Imagen | Flickr (Gage Skidmore), Unsplash (Dmitry Novikov)