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Mi vecino tiene datos, yo no: por qué la caída de las telecomunicaciones fue tan desigual durante el apagón en España

España se sumió ayer en un apagón energético sin precedentes. Una caída completa de la red eléctrica nacional que provocó problemas en servicios esenciales y, sobre todo… comunicaciones.

Algunas horas después de producirse el cero energético a lo largo de todo el territorio español, operadores como Vodafone España mantenían activa el 70% de su red móvil. La pregunta es cómo. 

Cómo se mantuvo viva la red la infraestructura de red. A pesar del apagón nacional, algunos operadores como Vodafone lograron que su red móvil se mantuviese activa gracias a generadores de reserva. Aunque la percepción popular pueda estar en que la conexión de red es una tecnología puramente inalámbrica, depende al completo de las estaciones de telefonía (lo que comúnmente conocemos como antenas), unas que necesitan energía eléctrica para funcionar.

Ante escenarios como el de ayer, se activaron todos los protocolos para mantenerlas vivas a pesar de la desconexión con la red eléctrica nacional. Esto se consiguió gracias a dos principales actores: baterías de respaldo y grupos electrógenos.

Diésel y baterías. Grupos como MásMóvil confirman a Xataka que este mantenimiento de la infraestructura de red se logró gracias a sus generadores de reserva ubicados en las propias estaciones, pero también a grupos electrógenos desplazados a cada zona. En España, el Reglamento Electrotécnico de Baja Tensión (REBT) exige sistemas de respaldo en infraestructuras críticas.

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Imagen | Vodafone

La autonomía de estos sistemas es limitada y variable. Que una estación pueda estar alimentada durante más o menos tiempo depende del estado de las baterías, la capacidad de los generadores y la logística del suministro de combustible. En el mejor de los casos, grupos electrógenos pueden mantener el servicio durante 24-48 horas. Si hablamos de baterías de reserva, la autonomía suele oscilar entre las dos y las ocho horas.

Este es el motivo principal por el que algunas redes siguieron funcionando tras el apagón y también por el que otras empezaron a fallar al cabo de unas horas.

Una caída progresiva. Vodafone lograba superar el 70% de actividad en la red a las 15:00h, manteniendo la autonomía en sus centros de control de red, datacenters y sistemas. Conforme las horas iban avanzando, la cifra caía.

A las 23:00h, el tráfico móvil caía al 60% con un 50% de nodos activos. ¿Razón? Tras más de diez horas de apagón, algunas de las baterías de reserva empezaban a agotarse.

Por qué yo no tenía cobertura y mi vecino sí. Durante el apagón, el acceso a la red móvil fue (y sigue siendo) variable, y esto se debe a varios factores. El principal es la diferencia en los sistemas de alimentación de respaldo (SAI o generadores) que tienen las antenas de telefonía móvil. No todas las estaciones base cuentan con la misma capacidad para seguir funcionando sin suministro eléctrico: algunas tienen baterías con poca autonomía, otras generadores que requieren combustible (diésel o gas), y su disponibilidad y mantenimiento varían.

Del mismo modo, no todos los operadores usan las mismas infraestructuras. Cada compañía tiene torres y nodos propios (o alquilados), lo que significa que dos móviles pueden estar conectados a antenas distintas incluso estando en la misma zona. Así, es posible que la antena de tu operador haya dejado de funcionar antes, mientras que la de tu vecino —con otro operador— siguiera activa más tiempo. 

Las pequeñas operadoras. Vodafone demostró estar a la altura manteniendo el 70% de la cobertura, pero compañías más pequeñas, con menos nodos a los que conectarse y menor capacidad para suplir de energía, enfrentaban una situación más compleja.

Los llamados operadores móviles virtuales (OMV) —como Digi, Finetwork, Pepephone, Lowi, etc.— no cuentan con infraestructuras propias. En su lugar, alquilan acceso a las redes de los grandes (Movistar, Orange o Vodafone). La traducción inmediata es que su funcionamiento depende por completo de las condiciones del operador mayorista en cada zona. Si la antena a la que se conecta un usuario de una operadora secundaria no cuenta con respaldo suficiente, o si su red anfitriona prioriza otros servicios, el usuario se queda sin cobertura más rápidamente y por más tiempo.

Cuánto tiempo durarían ante el caos. Las redes de telecomunicaciones pueden sobrevivir sin suministro eléctrico durante un tiempo limitado, pero no están diseñadas para resistir apagones prolongados. En el mejor de los escenarios, con grupos electrógenos bien abastecidos y baterías en buen estado, algunas estaciones podrían mantenerse operativas entre 24 y 48 horas. Más allá de ese umbral, todo depende de la capacidad logística del operador para reabastecer combustible.

En ese escenario, los primeros en quedarse sin cobertura serían los usuarios conectados a nodos secundarios o de operadores pequeños, mientras que las zonas críticas o prioritarias (hospitales, cuerpos de seguridad, centros de mando) podrían mantener conexión durante más tiempo gracias a protocolos de emergencia.

Imagen | Telefónica

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