Llevo años jugando a videojuegos y ahora lo primero que hago antes de comprarlos es simple: mirar que estén en la nube
Me encanta jugar en PC y, al mismo tiempo, odio lo que supone jugar en PC. El PC gaming tienen infinidad de ventajas, véanse componentes más potentes y juegos más baratos, por decir solo un par, pero también serios inconvenientes. Obviando que un ordenador para jugar (con una calidad decente) es más caro que una consola, el gran problema para mí es que un PC gaming te ata a una ubicación. Te ata a una habitación, el despacho en mi caso, donde tengo la torre, el monitor, mis periféricos, y claro, si después de una jornada de trabajo quiero desconectar echando una partida no me queda otra que permanecer en la misma habitación. Otra vez.
Mi solución ha sido la nube, una tecnología que está cada vez más presente en mi vida como jugador.
Contexto. El ordenador desde el que escribo estas líneas, edito los TikToks, etc., es el mismo que uso para jugar, es mi ordenador personal. Lo hago así por elección propia. Prefiero tener las cosas a mí gusto y no tener que cambiar de un dispositivo a otro todo el rato. Cuestión de comodidad. He invertido bastante dinero en este PC (que no es lo más potente del mundo, pero no se queda corto) porque valoro la velocidad y la calidad. Es una de las ventajas de este mundillo: te cuesta un buen dinero, pero el resultado es muchísimo mejor que en consolas. Y abro paraguas:
120 FPS en calidad ultra en PC >>> 30 FPS en modo calidad en consolas
Este PC lo tengo en un despacho que uso sola y exclusivamente para trabajar. Cuando acaba mi jornada, cierro y no vuelvo a entrar salvo que tenga que usar la impresora 3D, quiera coger un manga de la estantería o necesite un cable (todos tenemos un cajón de cables, pues el mío está en el despacho). ¿Dónde está el problema? En que si quiero echarme una partida al ‘Diablo IV‘, a ‘Battlefield 2042‘ o, más reciente, a ‘No Rest for the Wicked‘ para desconectar y tener la «experiencia PC», tengo que quedarme en el mismo despacho en el que ya he pasado un buen rato trabajando. Y eso, a la larga, cansa.
Al fin y al cabo, la idea es desconectar fuera de la zona de trabajo, tirarme en el sofá y usar mi tele (en la que también me he dejado un buen dinero) para jugar a mis juegos.
Jugar para desconectar y jugar en el mismo dispositivo desde el que trabajas no van de la mano
Opciones. En casa tenemos una PlayStation 5 y una Nintendo Switch, pero como el PC no hay nada. La PlayStation 5 me encanta para ciertos juegos (aventuras, plataformas) pero para mí ARPG, MMORPG y shooter, que es lo que me gusta jugar, es sinónimo de PC. La Nintendo Switch lo siento, pero no es para mí. Luego tengo un portátil, un Surface Pro 7, que me encanta pero no tiene potencia para ejecutar juegos. En resumidas cuentas: los juegos y géneros que me gustan están en PC y el PC está dónde no quiero estar cuando juego a los juegos y géneros que me gustan.
Solución: la nube. Solo hay una plataforma capaz de ofrecerme lo que me ofrece el PC desde la comodidad del sofá. «Un cable HDMI de 10 metros tirado por la pared que conecte el PC con tu tele», pensará alguno, pero no. Mi alternativa ha sido la nube. NVIDIA GeForce NOW Ultimate, para ser exactos, y el motivo es sencillo: ofrece una experiencia buenísima y solo necesito un dispositivo que se conecte a Internet, algo como el ya mencionado portátil.
GeForce Now Ultimate cuesta 22 euros al mes, pero permite jugar hasta en 4K a 120 FPS con ray tracing en un dispositivo compatible (mi televisor tiene 4K y 120 FPS nativos) y la menciono no por nada, sino porque es la que uso y porque es la única capaz de ofrecer una experiencia similar a lo que mi PC es capaz de ofrecerme. Existen otras opciones interesantes, como Xbox Cloud Gaming y Amazon Luna, pero se quedan por debajo del servicio de NVIDIA en cuanto a calidad y velocidad.
El setup. NVIDIA GeForce Now se ejecuta en el portátil. Como el portátil tiene un solo un puerto USB-A y un USB-C (no me convence el teclado del portátil para jugar, así que necesito mínimo dos puertos USB-A para conectar mi teclado y mi ratón), lo que hago es conectarlo a un dock con más puertos, salida HDMI y entrada Ethernet. Conecto el dock al router vía Ethernet, que está al lado de la tele, y a la tele vía HDMI. Parece mucho lío, pero son tres cables y si usas un mando Bluetooth, menos incluso.
Resultado: una plataforma top para jugar en la nube en máxima calidad. Como la tele es 4K@120 FPS, GeForce Now permite jugar en esa calidad y, gracias a que tengo el router al lado de la tele, la conexión es rápida, estable y no tengo una sola caída. Jugar así a ‘Baldur’s Gate 3‘ o a ‘No Rest for the Wicked’ es, sencillamente, otro rollo.
El problema de los juegos. Ya está hecho el setup, pero ahora viene el gran problema. La nube suena muy bien hasta que el juego no está en la plataforma que usas. En el caso de GeForce Now, eso suele pasar. No todos los juegos están disponibles y eso es una faena. Cada vez hay más y todos los jueves suele haber novedades, pero puedes encontrarte con que un juego que tenías muchas ganas de jugar no esté, sobre todo si es más indie. Yo, en ese caso, ha llegado un punto en el que prefiero esperar a que sí lo esté.
Una cuestión de versatilidad. Lo de jugar en un único sitio es lo mismo que no poder ver tu serie porque la tele está ocupada: cosa del pasado. El presente se resume en una palabra: versatilidad. De la misma manera que si quiero ver una serie lo puedo hacer desde el móvil, la tablet o la tele, quiero hacer lo mismo con mis videojuegos. No quiero tener que estar atado a una sola ubicación para jugar. Quiero poder hacerlo desde mi sofá, desde la cama, salirme a la terraza si quiero, desde el móvil. De ahí que haya un auge de ordenadores/consolas portátiles como las Steam Deck, ASUS ROG Ally o PlayStation Portal.
Un dispositivo como los mencionados sería una solución ideal, pero me suponen dos problemas: el primero, la limitación gráfica derivada del propio hardware y, el segundo, es otro dispositivo en casa. Una casa en la que otra cosa no, pero dispositivos, gadgets y cosas que se enchufan hay más de las que voy a admitir en público. Por eso, para mí, es importante que el juego esté en la nube.
El juego, en la nube. Esa búsqueda de la versatilidad ha hecho que, para mí, sea importante, muy importante que el juego esté en la nube. Es la única plataforma que, además de mi PC, ofrece el rendimiento que espero de un videojuego en otros dispositivos, que me permite acceder desde donde quiera siempre y cuando tenga Internet. Si el juego no está en la nube, prefiero esperarme a que lo esté para comprarlo. ¿No llega? Ya veremos opciones, pero si puedo elegir (y normalmente es el caso) prefiero comprarlo en PC mirando antes si está en la nube o, en su defecto, si va a llegar. La clave está en no comprar el juego de lanzamiento, pero esa es otra historia.
Los últimos movimientos de la industria han ido en esa dirección, en ofrecer opciones. El mejor ejemplo es Microsoft, que cuando lanza un juego lo hace en PC, consolas y en la nube. PlayStation ha detectado esta tendencia y su propuesta (más o menos acertada) es PlayStation Portal. Steam lo ha hecho con Steam Deck. Jugar en cualquier lado es, al fin y al cabo, lo que importa. La ventaja de la nube es que no te ata a un dispositivo. Lo hace a una conexión a Internet, que también tiene su aquel sobre todo en ciertas zonas rurales.
Imágenes | Xataka
En Xataka | Ya hay consolas para jugar en la nube. La cosa es que seguramente ya tengas una en casa: un móvil