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Chocan con "objetos claramente visibles": Tesla quiso ahorrar al máximo en la conducción autónoma y ya conoce las consecuencias

En la segunda mitad de 2022, Tesla confirmó que prescindiría de radares y sensores en sus coches. En una estrategia que pasa por ahorrar costes al máximo, al compañía ha ido eliminando todo tipo de elementos físicos asegurando que el software es capaz de reemplazar a casi todo.

El último ejemplo lo tenemos con las palancas satélites de los intermitentes o los limpiaparabrisas. Incluso de la palanca de transmisión que en la revisión del Tesla Model 3 se ha llevado a la pantalla. Parecen pequeños detalles pero cuando tu objetivo es ahorrar al máximo y quieres vender millones de vehículos, cada pequeña partida de gasto cuenta.

Todas estas decisiones redundan en problemas de ergonomía. Porque a la hora de conducir, especialmente cuando tomamos una rotonda, señalizar la dirección a tomar con el pulgar de la mano izquierda puede ser un verdadero problema. Tampoco es tan rápido hacer una maniobra si tenemos que recurrir a la pantalla. Y, desde luego, no parece la mejor decisión llevar el botón de warning al techo.

Pero todo esto son pelotas que caen del tejado del conductor. Como marca, Tesla lo pone encima de la mesa y, como clientes, lo tomamos o lo dejamos. Son cosas con las que tendremos que lidiar. El problema es cuando la marca se responsabiliza de ofrecer el mejor servicio en materia de conducción autónoma o semiautónoma y ahorra todo el dinero que puede.

Esto mismo ha sucedido con los radares y sensores. Tesla decidió eliminarlos porque los considera prescindibles, asegurando que su trabajo lo puede hacer un software.

Y se está encontrando con problemas, según un informe de The Wall Street Journal.

Accidentes evitables, lo más problemático

El diario estadounidense ha realizado un estudio para repasar todos los accidentes en los que se han visto inmersos los coches de Tesla con el Full Self Driving (FSD, por sus siglas en inglés) activado.

Este sistema de conducción semiautónoma lleva tiempo en el ojo del huracán. En primer lugar porque, según la Insurance Institute for Highway Safety (IIHS, por sus siglas en inglés), el propio nombre del sistema y las promesas exageran las habilidades actuales de sus sistemas de conducción asistida como herramienta de marketing. El toque de atención, eso sí, lo dirigieron a Tesla pero también a Mercedes, aunque los germanos (posteriormente) han conseguido homologar funciones de autonomía de nivel 4 en Estados Unidos.

De hecho, ha sido la cantidad de accidentes con el FSD activado lo que ha preocupado a las autoridades y lo que puso en aprietos la imagen de marca de Tesla quien ha recordado por activa y por pasiva que este sistema de conducción semiautónoma requiere que el conductor mantenga la atención en la carretera y las manos en el volante, aunque recurrentemente vemos vídeos de personas que se graban omitiendo este último detalle.

Para tener una fotografía más completa de qué está sucediendo, The Wall Street Journal ha realizado un informe en el que analiza más de 200 accidentes en los que se vieron implicados conductores con el Autopilot o el FSD activados, sus dos sistemas de ayuda a la conducción.

Esos 222 accidentes entran dentro de los más de 1.200 accidentes notificados por Tesla a la NHTSA (Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en Carretera) desde 2021, ya que los fabricantes están obligados a declarar éstos a las autoridades para comprobar cómo evoluciona el comportamiento de estos sistemas, detectar fallos graves y tomar las medidas pertinentes para solucionarlo.

El número de accidentes analizado se corresponde con los datos que la NHTSA ha entregado a los periodistas, quienes aseguran haber realizado múltiples solicitudes sobre los mismos y han cruzado los datos con los análisis de la policía local.

Pese a ello, aseguran haber descubierto que Tesla no ha cumplido su parte en muchos de esos accidentes, ocultando información o disimulando sus datos con una narrativa que no se corresponde exactamente con lo que confirman los datos policiales.

De los accidentes analizados, 44 fueron consecuencia de cambios repentinos en la trayectoria y otros 31 de ellos se produjeron porque los coches no se detuvieron en una intersección o no cedieron el paso correctamente. Los problemas, aseguran, son más habituales en las intersecciones en forma de T, que los coches no parecen leer con claridad. Además, en varios accidentes se vieron involucrados uno o más vehículos de servicios de emergencia.

Pero, sin duda, el mayor problema encontrado tiene que ver con los accidentes evitables. The Wall Street Journal apunta que se registraron choques con «objetos claramente visibles». Esto sería consecuencia directa de la falta de radares o sensores que presten auxilio al software cuando éste se encuentra ante una situación que no ha visto nunca.

Como recogen en Motorpasión, algunos expertos señalaban al diario que si el sistema inteligencia artificial nunca se ha encontrado con una situación como la que le propone la carretera, el coche no sabe lo que es. En el mejor de los casos, devolverá el control al conductor de inmediato pero si no es así, el coche puede hacer caso omiso del objeto y chocar contra él.

El ahorro de costes en elementos físicos, por tanto, puede ser clave en estos accidentes. Al contrario de lo que opina Elon Musk, parece evidente que la falta de sensores o radares empeora la experiencia de uso y que el aprendizaje de un vehículo autónomo, que ya es altamente costoso en tiempo y dinero, puede ser mucho más complicado si se le quitan herramientas de las que poder tirar.

El artículo menciona que esto es «un fallo fundamental» porque, en palabras de uno de los colaboradores en el artículo, «si se encuentra con algo para lo que no tiene un montón de ejemplos, puede que no tenga ni idea de lo que está pasando». Esto es un problema para todo tipo de vehículos autónomos, como Cruise también ha ido descubriendo recientemente, pero es verdaderamente problemático para Tesla, quien aspira a vender su software a terceros y contar con sus propios robotaxis.

Foto  | Lennart Uecker

En Xataka | En 2016, Tesla lanzó un vídeo promocionando las habilidades de su coche autónomo. Era un montaje

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