Rusia lanzó la semana pasada su temible misil nuclear Satán II, el "arma invencible" de Putin. Salió regular
En clave militar, ni siquiera los nombres se dejan al azar. Pongamos por ejemplo el caso de Rusia, indudable potencia histórica. El año pasado, Putin anunciaba que el país seguía expandiendo y diversificando sus capacidades nucleares. Detrás de aquel discurso había un anuncio de enjundia: nada menos que Poseidón, cuyo nombre no era baladí: el torpedo más grande del mundo (plus: con propulsión nuclear). Y no solo Poseidón, Rusia también tiene a Satán II. Y lo acaba de probar.
La noticia. Fue a finales de la semana pasada cuando se supo que el ejército ruso planeaba lanzar un misil balístico intercontinental Sarmat (ICBM) en un vuelo de prueba desde el cosmódromo de Plesetsk. Sin embargo, no hubo ninguna noticia qsobre el éxito de la prueba.
Ahora, unas imágenes de satélites comerciales captadas durante el fin de semana parecen mostrar dos cosas. La prueba se llevó a cabo, aunque posiblemente no como hubiera querido Rusia.
La intrahistoria de un arma temible. Llamado por la OTAN Satán II, y oficialmente conocido como RS-28 Sarmat, estamos ante un misil balístico intercontinental (ICBM) ruso. No uno cualquiera, sino uno de los más potentes del mundo, diseñado para reemplazar al misil R-36M, o SS-18 Satan, del cual hereda su apodo, y descrito por Putin como el «arma invencible».
Además, está diseñado para llevar hasta 15 ojivas nucleares (MIRV) o 3 deslizadores hipersónicos Avangard, o una combinación de ojivas, deslizadores y medios para penetrar las defensas antimisiles con contramedidas avanzadas. Dicho de otra forma, es un arma estratégica clave dentro del arsenal nuclear de la nación.
Medidas y potencia. Se sabe que pesa 208 toneladas, mide en torno a 35,5 metros de largo y tres metros de diámetro, y permite alojar hasta 178 toneladas de combustible líquido. Según los medios rusos, el Satán II «puede llevar 10 cabezas nucleares de gran tamaño y 16 más pequeñas».
Características todas que hacen que el misil tenga en torno a 40 megatones, una potencia 2.000 veces mayor que la de la bomba de Hiroshima, lanzada en la Segunda Guerra Mundial, y que dejó 150.000 muertos. Además, su alcance de hasta 18.000 kilómetros le permite atacar objetivos en prácticamente cualquier parte del planeta.
Primera prueba. Antes de llegar a la noticia de estos días, debemos recordar que en realidad se trata de la tercera prueba realizada. En el año 2022, el Ministerio de Defensa de Rusia comunicaba que había probado el Sarmat desde un lanzador de silos en el Cosmódromo Estatal de Pruebas de Plesetsk en la región de Arkhangelsk. El lanzamiento fue el más extenso hasta entonces para un misil que se haya probado por primera vez.
Días después, los expertos occidentales describían la prueba como mucho «ruido nuclear», diciendo que la amenaza para EEUU o sus aliados era «extremadamente baja» y sugiriendo que la verdadera motivación de Putin era distraer a su audiencia interna de los recientes fracasos militares de Rusia, como el hundimiento de su buque insignia del Mar Negro, el Moskva.
Segunda prueba. Los funcionarios del gobierno estadounidense han explicado estos días que hubo otro lanzamiento en febrero de 2023, una prueba que falló durante su segunda etapa de combustión.
Al parecer, Rusia planeó pruebas adicionales de Sarmat en 2023 y 2024, según los avisos de advertencia del espacio aéreo, pero dichas advertencias fueron revocadas, lo que sugiere que los lanzamientos fueron cancelados o fallaron.
La nueva prueba. Y llegamos a la semana pasada. Tras conocerse que la prueba de Satan II se iba a llevar a cabo solo hubo silencio. Ahora, gracias a las imágenes de satélite comerciales recopiladas por Maxar y Planet, se muestran vistas de antes y después del silo de misiles Sarmat en Plesetsk, la base militar a unos 800 kilómetros al norte de Moscú.
Sin embargo, las imágenes no delataban una prueba de éxito. La vista de uno de los satélites de imágenes reveló daños inconfundibles en el lugar de lanzamiento, con un gran cráter centrado en la abertura del silo subterráneo. Dicho de otra forma, el misil explotó antes o nada más iniciar el lanzamiento. Al parecer, el cráter avistado tiene aproximadamente 62 metros de ancho.
¿Qué ocurrió? Como ha explicado en X George Barros, analista de inteligencia geoespacial y de Rusia en el Instituto para el Estudio de la Guerra, “se pueden ver daños extensos dentro y alrededor de la plataforma de lanzamiento, lo que sugiere que el misil explotó poco después de la ignición o el lanzamiento».
No solo eso. Según el analista, también se pueden percibir pequeños incendios que “continúan ardiendo en el bosque al este del complejo de lanzamiento y se pueden ver cuatro camiones de bomberos cerca del silo destruido”.
Qué dice Rusia. No hay comunicado oficial, por lo que, en estos momentos, Rusia no reconocido el fracaso, según explica Reuters. Mientras, Pavel Podvig, investigador principal del Instituto de las Naciones Unidas para la Investigación del Desarme en Ginebra, compartió en redes un enlace de un video de un fallo de un misil R-36 en 1986 (ver debajo), en el que el misil cayó de nuevo en su silo después de su eyección. «La destrucción parece comparable», escribió.
Los satélites y un mundo sin secretos. Lo cierto es que, en la actualidad y con la proliferación de satélites comerciales, el intento de cualquier gobierno de llevar a cabo pruebas de estas dimensiones en secreto es poco menos que una utopía. Además, no hablamos de una o dos potencias con esta tecnología. Estados Unidos, China o Europa cuentan con operadores de satélites comerciales con capacidad de difundir imágenes de alta resolución.
Imagen | Maxar Technologies
En Xataka | Rusia ha creado a Poseidón, el torpedo más grande del mundo (y funciona con propulsión nuclear)