Si la pregunta es qué hacer con los millones de plátanos que Canarias tira todos los años, ya hay quien lo tiene claro: vino
En 2023, 26,5 millones de kilos de plátanos se tiraron a la basura solo en Canarias. El motivo de la ‘pica’ es complejo, pero puede resumirse a que (como pasa con otros productos) los productores modulan la cantidad que ponen en el mercado para estabilizar los precios a lo largo de las campañas.
Esto ha generado muchísimos problemas (y cambios regulatorios) a lo largo de los años. Sobre todo, pero no solo, por el derroche que supone. Pero ¿y si hacemos vino con ellos?
¿Vino? ¿Vino de plátano? Aunque pueda sorprender a muchos, la segunda definición de vino de la RAE nos dice que cualquier «zumo de otras plantas o frutos que se cuece y fermenta al modo del de las uvas» puede llamarse vino. La legislación europea está de acuerdo con ello.
Y exactamente eso es lo que están haciendo en muchas zoans de África. En el norte de Malawi, por ejeplo, se han empezado a desarrollar este tipo de procesos productivos para evitar tener que desechar las bananas demasiado maduras o echadas a perder.
¿Qué ha pasado en Malawi? Allí, en las orillas del lago Malawi, los agricultores han tenido que hacer frente a toda una serie de problemas derivadas del cambio climático. En los últimos años, se encontraron con que la subida del nivel del lago (producida por el aumento de precipitaciones) estaba arrasando sus plantaciones y tuvieron que buscar nuevas tierras. Unas tierras de temperaturas mucho más altas que hacen que los frutos maduren mucho más rápido.
¿Cómo se hace el ‘vino de banana’? Según explican en la BBC, el proceso es simple: «las bananas demasiado maduras se pelan, se cortan en trozos pequeños, se pesan y se mezclan con azúcar, levadura, pasas, agua y se cubren con limones. Luego, la mezcla se deja fermentar durante varias semanas, transformando la pulpa en un vino potente y aromático, que contiene un 13% de alcohol, similar al vino elaborado con uvas»
Y, por lo que parece, no está nada mal. «Es suave y ligero, casi como un vino de postre», explicaba también en la BBC Paul Kamwendo, un entusiasta del vino local que se ha convertido en uno de los mayores fanáticos del vino de banana en la región.
En una cata que hicieron en El País, Jordi Luque explicaba que «es un vino aromático, fácil, agradable, a la altura y en el estilo de muchísimos verdejos del supermercado que tanto triunfan comercialmente».
De hecho, no es solo algo de Malawi. Desde los años 2000, este tipo de preparación ha ido ganando peso en el mundo. En Tanzania ya se comercializan productos a base de pure de banana, azúcar y levaduras del vino. En Filipinas la industria del vino de banana ya se ha regulado y, en la India, hay varios proyectos dedicados al desarrollo de tecnologías que permitan industrializar el proceso.
De hecho, desde 2019, cuando Bodegas Platé produjo 20.000 botellas se viene elaborando vino de plátano en Tenerife. Es algo aún muy de nicho, sí; pero quién sabe.
Un sector que busca reinventarse. En los últimos años, el mundo del vino está de capa caída. La producción mundial ha caído a mínimos desde 1961 y, en España, el consumo tampoco está en su mejor momento. No tengo claro que este tipo de propuestas pueda ampliar la base de consumidores (las tendencias nos dicen que el problemas es el alcohol y no la uva), pero cualquier idea es buena en un sector que mueve 3.423 millones de euros.
Imagen | Shannon | Quinn Dombrowski
En Xataka | Resolviendo científicamente uno de los grandes dilemas del plátano: si es bueno comerlo a diario o no