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Tras el fiasco de la nave Starliner, Boeing está intentando vender por piezas su sangrante división espacial

Dicen que hay empresas demasiado grandes para caer, pero Boeing se está cayendo a trozos. Ahora sabemos cómo planea Kelly Ortberg, el nuevo CEO de Boeing, frenar el descalabro: vendiendo activos de su histórica división espacial, incluida la malograda nave Starliner.

Suenan rumores de venta en Boeing Space. Boeing está explorando vender o eliminar partes de su división espacial, como el programa CST-100 Starliner y las operaciones relacionadas con la Estación Espacial Internacional, según el Wall Streer Journal. Una de las interesadas en adquirir algunos de estos negocios sería Blue Origin, la compañía espacial de Jeff Bezos.

Ortberg no ha confirmado estos rumores, pero sus declaraciones en una llamada con analistas fueron reveladoras: «Es mejor hacer menos y hacerlo mejor que hacer más y no hacerlo bien. ¿Cómo queremos que sea esta empresa dentro de cinco o diez años? ¿Estas cosas añaden valor a la empresa o nos distraen?».

Una sangría de dinero llamada Starliner. Boeing ha perdido más de 1.800 millones de dólares en sobrecostes relacionados con la nave Starliner, publica Reuters. La empresa ha venido asumiendo internamente el coste de los retrasos y problemas surgidos en el desarrollo de la cápsula, ya que tiene un contrato de precio fijo con la NASA.

Para colmo, los gastos siguen en aumento después de que la Starliner fallara en su primera prueba tripulada y tuviera que volver vacía de la Estación Espacial Internacional, dejando a dos astronautas a merced de SpaceX. De hecho, la NASA acaba de cancelar el primer vuelo operativo de la nave, previsto para febrero. En su lugar, volará la misión Crew-10 de SpaceX.

Con la Estación Espacial Internacional en la recta final de su vida, y planes en firme para provocar su destrucción a partir de 2030, el tiempo que la Starliner podrá estar en operación es limitado, lo que pone en serias dudas la rentabilidad futura del proyecto. De seis viajes contratados por la NASA, tal vez dé tiempo a completar tres.

El SLS no está en venta. Tanto el Wall Street Journal como Reuters publican que Boeing mantendrá su participación en el Space Launch System (SLS), el cohete que la NASA planea utilizar en las futuras misiones lunares Artemis.

Sin embargo, el SLS no es ajeno al escarnio público. El motivo son sus faraónicos sobrecostes de hasta un 1.228% del presupuesto original, según la Oficina del Inspector General; esta vez, asumidos al completo por la NASA.

Cada lanzamiento del enorme cohete desechable cuesta unos 4.100 millones de dólares, y aunque su primer vuelo fuera un éxito, los retrasos en la torre de lanzamiento y la segunda versión del cohete ponen en riesgo futuros despegues. Especialmente, si Elon Musk consigue el poder que anhela para recortar el gasto de las agencias gubernamentales.

Boeing no ha podido con la competencia. Boeing es uno de los contratistas históricos de la NASA y el Pentágono. Ha participado en misiones clave como el programa Apolo y la construcción y operación del segmento estadounidense de la Estación Espacial Internacional.

Cuando SpaceX consiguió un rol dominante en el sector de los lanzamientos espaciales, Boeing y Lockheed Martin crearon ULA para competir. Pero ULA lleva tiempo en venta. Y ahora también lo está la nave comercial Starliner, la alternativa de Boeing a la Crew Dragon de SpaceX para el lanzamiento de astronautas desde suelo estadounidense.

Imagen | NASA

En Xataka | La NASA ha cancelado el vuelo de la nave Starliner que había contratado para 2025. SpaceX sustituirá a Boeing

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