Rusia y Ucrania barajan recurrir a la misma táctica desesperada que los nazis en 1945: adolescentes en el frente
Lo que está pasando ha ocurrido en prácticamente todos los conflictos de larga duración. Les ocurrió incluso a los nazis con la Hitlerjugend, esa organización que buscaba adoctrinar a jóvenes en la ideología. Hacia el final de la Segunda Guerra Mundial, cuando Alemania enfrentaba escasez de soldados, recurrieron a miles de jóvenes inexpertos para situaciones extremas. No sabemos si el final del conflicto en Ucrania está cerca, pero la escasez de personal nos está acercando a 1940.
El dilema ucraniano. En estos momentos, Ucrania enfrenta un dilema significativo sobre la posibilidad de reducir la edad de reclutamiento militar a 18 años, una medida que podría ayudar a mitigar la escasez de tropas en el conflicto contra Rusia. Un debate que surge bajo la creciente presión de Estados Unidos y otros aliados occidentales, quienes consideran que la falta de personal es más crítica que la carencia de armas en este momento.
Contexto, presión y resistencia. Desde el inicio de la invasión rusa, la nación ha optado por prohibir reclutar a jóvenes de 18 años, algo común en ejércitos de países en guerra. La edad mínima actual para el servicio obligatorio es de 25 años, significativamente mayor que en otros países. Dicha política ha desconcertado a algunos aliados occidentales, quienes consideran que aumentar la movilización es esencial para resistir la ofensiva rusa. De hecho, Antony Blinken, secretario de Estado de Estados Unidos subrayó la urgencia de contar con suficientes tropas en el frente.
A pesar de las demandas internacionales, muchos líderes y ciudadanos ucranianos rechazan la idea de reclutar a hombres de 18 años. Consideran que los jóvenes representan el futuro del país y deben ser protegidos. Esta generación, libre de la influencia soviética, es vista como clave para reconstruir Ucrania a largo plazo. En abril, el presidente Zelensky redujo la edad máxima de reclutamiento de 27 a 25 años y eliminó varias exenciones para aumentar las filas militares. Sin embargo, los avances han sido limitados. Se esperaba reclutar a 200.000 nuevos soldados este año, pero parece insuficiente frente a las necesidades del conflicto.
Reclutar o no reclutar. El reclutamiento voluntario también ha disminuido, ya que la mayoría de los hombres dispuestos a alistarse lo hicieron en las primeras etapas de la guerra. Esto ha llevado a propuestas alternativas, como la del comandante Yuriy Fedorenko, quien sugiere un servicio militar obligatorio para hombres y mujeres desde los 18 años, pero con un período inicial de entrenamiento de cinco años antes de ser enviados al combate.
Contaba en un reportaje Reuters varios casos. Mientras algunos jóvenes como Roman Biletskyi huyen de Ucrania antes de cumplir 18 años para evitar la posibilidad de entrar en combate, otros, como Andriy Kotyk, deciden unirse al ejército. Biletskyi, ahora estudiante en Eslovaquia, dejó su hogar con un «billete de solo ida» y describe la despedida como una decisión fría y sin emociones. Por su parte, Kotyk, quien se alistó en 2022 tras cumplir la mayoría de edad, siente que fue su deber defender su país, pese a los riesgos y cambios profundos que la guerra ha traído a su vida.
Impacto de la emigración juvenil. Es otra de las patas y consecuencias de una guerra. Se calcula que desde el inicio de la contienda, más de 190.000 adolescentes ucranianos han buscado refugio temporal en la Unión Europea. El éxodo de jóvenes se suma a los desafíos demográficos, económicos y militares, mientras el promedio de edad de los soldados ucranianos ronda los 40 años. La paradoja: la falta de jóvenes en las filas militares ha llevado a críticas hacia los que abandonan el país, reflejando un debate divisivo sobre las responsabilidades durante la guerra.
Un caldo de cultivo con final de lo más incierto. La guerra ha agotado y envejecido a las tropas ucranianas, y según Volodymyr Davydiuk, reclutador de la Tercera Brigada de Asalto, los soldados más jóvenes son vitales por su mayor resistencia y motivación. Con todo y como decíamos, atraer a jóvenes al ejército sigue siendo un reto, con la mayoría de los reclutas «nuevos» rondando los 32 años o más.
El caso ruso. Qué duda cabe, la guerra también se está cebando con los jóvenes rusos. La nación enfrenta una grave escasez de mano de obra que, aunque ha reducido el desempleo a niveles históricamente bajos (2.3% el pasado octubre), está afectando significativamente a su economía. Este déficit, exacerbado por la guerra en Ucrania, ha llevado a las empresas del país a buscar trabajadores entre adolescentes, jubilados y extranjeros, mientras los salarios aumentan y la inflación amenaza con desestabilizar aún más el panorama.
Causas de la escasez en Rusia. Varias, pero principalmente la migración y la movilización militar. A ello hay que sumarle que la población económicamente activa está envejeciendo rápidamente. Las empresas enfrentan dificultades para reemplazar a los trabajadores que alcanzan la edad de jubilación, dado que el flujo de nuevos empleados es insuficiente.
Todo ello ha llevado a que la demanda de trabajadores jóvenes (16-18 años) se haya duplicado. Algunos establecimientos, como hoteles en Moscú, han contratado estudiantes para tareas básicas, dado que incluso salarios elevados no atraen candidatos suficientes. Además, debemos recordar la flexibilización del mercado laboral ruso, ya que, bajo la ley, los adolescentes pueden trabajar desde los 14 años con permiso parental. Las empresas están recurriendo a esta franja etaria para cubrir posiciones básicas.
Programas de patriotismo. En clave “militar”, Rusia mantiene una amplia estrategia estatal que busca inculcar valores nacionalistas y lealtad al régimen de Putin entre los jóvenes a través de iniciativas educativas y organizaciones juveniles. Por ejemplo, el Movimiento de los Primeros, creado en 2022 bajo el modelo de los Jóvenes Pioneros de la era soviética, promueve actividades ideológicas como escribir cartas a soldados en Ucrania, o el Ejército Juvenil, con más de 1.6 millones de miembros desde su fundación en 2016, entrena a jóvenes en temas ideológicos y militares, preparándolos para posibles carreras en las fuerzas armadas. Se calcula que solo en 2024, la nación ha gastado 500 millones de dólares en estos «proyectos patriotas».
Además, en septiembre, el ministerio de Defensa de Reino Unido anunciaba que Rusia estaba introduciendo un nuevo módulo de entrenamiento militar para jóvenes de 15 a 18 años en «un intento de crear una sociedad más centrada en la seguridad». En el texto se explicaba que el entrenamiento tenía como objetivo aumentar el prestigio del servicio militar, inculcar el patriotismo, el deber de responsabilidad cívica y, principalmente, preparar a los adolescentes física y mentalmente para el servicio militar.
Auge de la Hitlerjugend. Salvando las distancias propias del tiempo y el contexto, la historia de lo que está pasando en Ucrania recuerda a lo ocurrido en la Segunda Guerra Mundial. Establecida en 1926 como la organización juvenil oficial del Partido Nacionalsocialista Alemán (NSDAP), su propósito fue adoctrinar a niños y adolescentes en la ideología nazi, promoviendo lealtad absoluta a Adolf Hitler y preparando a la juventud para roles militares y de apoyo al régimen. Con el ascenso de Hitler al poder en 1933, la organización creció exponencialmente y se convirtió en un instrumento clave del Estado.
En 1936, la membresía fue declarada obligatoria para todos los jóvenes alemanes entre 10 y 18 años. La Hitlerjugend adoctrinaba a los jóvenes a través de actividades físicas, entrenamiento militar y lecciones sobre la supremacía racial, buscando moldear una generación completamente alineada con los valores nazis. Para 1940, contaba con más de ocho millones de miembros, convirtiéndose en una herramienta crucial para garantizar el control ideológico y el suministro de soldados para las fuerzas armadas.
Y caída. Con el avance de la guerra, la Hitlerjugend se enfrentó a un uso más directo en la maquinaria de guerra nazi. A medida que las bajas en el frente crecían y los recursos humanos se agotaban, muchos de sus miembros adolescentes fueron enviados al combate, especialmente en las etapas finales del conflicto. En este caso, jóvenes de tan solo 14 años participaron en batallas como la defensa de Berlín en 1945, donde la mayoría carecía de entrenamiento y experiencia adecuada.
Este uso desesperado reflejaba el colapso del régimen, que dependía de niños para prolongar una guerra perdida. Con la derrota de la Alemania nazi, la Hitlerjugend fue desmantelada y considerada un símbolo de la manipulación y explotación de la juventud por parte del régimen. Su legado quedó marcado por la tragedia de generaciones adoctrinadas y sacrificadas en nombre de una ideología totalitaria.
Hasta que la guerra no termine. En el caso de Rusia, el conflicto está llevando a un galimatías. La escasez de trabajadores, alimentada por la guerra y los cambios demográficos, pone en la diana a los más jóvenes tratando de paliar la falta de mano de obra mientras se potencia el patriotismo para entrar a la guerra.
En la acera de enfrente, Ucrania libra su propia batalla por mantener una frontera entre la mayoría de edad y los reclutas. La incertidumbre sobre el apoyo occidental, la devastación de sistemas como el eléctrico, la necesidad de efectivos o el avance ruso complican cualquier esfuerzo por mantener el status quo. De hecho, la baja natalidad histórica de la nación plantea dudas sobre la sostenibilidad de un modelo de reclutamiento masivo. Un dilema de todo menos baladí. No solo influirá en la dinámica de la guerra, sino también en el futuro social y político de la nación.
Imagen | IToldYa
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