Alicia Rivera
Docentes del Valle de México acusaron a Rigoberto Vargas Cervantes, Secretario General de la Sección 36 del SNTE y su comparsa, Mónica Granillo Velazco, diputada con licencia, de manejo oscuro de los recursos y convertir en una farsa el proceso para la renovación de la directiva de la sección sindical a fin de perpetuar su poder y privilegios.
Señalaron que Rigoberto y su comité derrocharon más de mil millones de pesos en festejos, autos, electrodomésticos y prebendas, mientras que los maestros del Valle de México trabajan en condiciones precarias, con sueldos insuficientes y aulas en ruinas.
La indignación del magisterio ha crecido al descubrir que parte de esos recursos también se usaron para consolidar su maquinaria de poder, garantizando votos a cambio de favores y amenazas.
Su pareja sentimental, Mónica Granillo, fue nombrada candidata de la planilla oficial naranja para ocupar la directiva de la sección 36 del SNTE catalogada como una de las secciones sindicales más influyentes del Valle de México.
“Es el colmo del descaro y una burla al concepto de democracia sindical. Este acto de nepotismo no solo viola principios éticos, sino que perpetúa un régimen donde el poder se hereda como si el sindicato fuera una propiedad privada”, dijeron los quejosos que prefirieron omitir su identidad.
Mientras los maestros enfrentan la crisis diaria de sus escuelas y sus hogares, Rigoberto y Mónica disfrutan de los privilegios de ser dos diputados con doble percepción económica y nulo compromiso con el gremio. Ambos han demostrado que su lealtad está en el poder y no en el magisterio, que sigue olvidado y abandonado.
