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La OCDE ha encontrado la receta para resolver el problema de la baja productividad en Europa: más IA para las empresas

Las inversiones para el desarrollo de la inteligencia artificial se han disparado en los últimos dos años. No es algo extraño si tenemos en cuenta las altísimas expectativas que se ha puesto en esta tecnología. No solo a nivel de innovación tecnológica, sino por las implicaciones en materia económica y laboral que la inteligencia artificial tendrá en la industria y el tejido productivo de los países.

Un nuevo informe de la OCDE apuesta porque la irrupción de la inteligencia artificial tiene el potencial, al menos en términos macroeconómicos, para incrementar la productividad en los países que más la integren en sus procesos. Un valor que lleva años estancado y con tendencia a la baja.

Una esperanza para las economías. Los análisis económicos sobre la inteligencia artificial coinciden en que su uso se convertirá en un motor clave para el crecimiento económico. El nuevo informe del Departamento de Economía de la OCDE analiza cómo la implementación industrial de la IA podría revitalizar el crecimiento de la productividad, especialmente en aquellos países europeos que llevan décadas con las tasas de productividad estancadas, como es el caso de España, Italia o Alemania.

Las previsiones para Estados Unidos son algo más optimistas que para Europa. Se estima que allí la IA podría incrementar entre 0,4 y 0,9 puntos porcentuales la productividad laboral anual durante la próxima década. En contraste, la Unión Europea no ofrece una previsión tan optimista debido a su tendencia a la baja. Según datos de un informe del Banco Central Europeo, la productividad de la UE en 2023 cayó un 1%, mientras que en Estados Unidos creció un 0,5%.

Cuanto antes, mejor. Las mejores previsiones para EEUU también se justifican en que las empresas de ese país están liderando el desarrollo y la implementación de la IA en la automatización de sus procesos.

El informe prevé que la tasa de adopción en Estados Unidos alcance el 40% en la próxima década, mientras que en Europa este porcentaje podría ser significativamente menor ante la reticencia de empresas y empleados de usar la IA en su trabajo, haciendo que haya bajado su ritmo de adopción.

Barreras a la adopción. El informe destaca que la adopción masiva de la IA enfrenta obstáculos significativos. Actualmente, solo entre el 5% y el 15% de las empresas en la OCDE utilizan alguna herramienta de IA en sus procesos.

Este rango contrasta con el optimismo de los analistas de la OCDE, que auguran unas tasas de adopción de entre el 23% en el escenario más conservador, y de más del 40% para las mejores previsiones de adopción de la IA por las empresas.

La IA no es para todos. El informe de la OCDE equipara el desarrollo de la IA generativa basada en modelos de lenguaje, como los de ChatGPT, a una revolución comparable a la llegada de la máquina de vapor, la electricidad o internet. Según la OCDE, sectores como el desarrollo de software podrían incrementar su productividad en más del 50%, mientras que los servicios al cliente y la consultoría de negocios podrían mejorar en un 14% y un 40% respectivamente.

Desde la OCDE advierten que esta mejora en la productividad no llegará a todos los sectores por igual. Las actividades manufactureras son menos sensibles a la automatización, así como la construcción o la agricultura, que tienen menos margen para integrar esta tecnología en sus procesos productivos. Este análisis coincide con las previsiones que recogía el informe ‘Empleos del Mañana: Grandes Modelos de Lenguaje y Trabajos’, elaborado por la organización World Economic Forum con respecto al impacto de la IA en los empleos.

Una IA con brazos. La receta para de los analistas de la OCDE para que el incremento en la productividad que aporta la IA llegue a todos los sectores económicos y productivos es ponerle brazos. O dicho de otro modo, desarrollar la robótica de forma paralela a los modelos de IA, de forma que pueda implementarse en cadenas de montaje e industrias manufactureras.

Esta complementación haría que los incrementos productivos que aportaría la IA sean más sostenidos e inclusivos, evitando que los sectores más sensibles a automatización de la tecnología (IT, servicios financieros, consultoría, ventas, etc,) monopolicen todo el crecimiento.

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Imagen | Unsplash (Simon Kadula)

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