El sector del turrón se las prometía felices explorando sabores, hasta que se topó con una crisis histórica en el precio del cacao
Ironías del mercado, una de las industrias que más ha innovado a lo largo de los últimos años en Navidad es también una de las más tradicionales: la del turrón. Quizás podamos discutir (o no) si todas sus nuevas creaciones pueden llamarse así, ‘turrón’; pero lo que resulta innegable es que los fabricantes han decidido sacudirse prejuicios al experimentar con nuevos sabores. A lo largo de los últimos años de sus líneas de producción han salido tabletas de sabores tan chocantes como la cerveza negra, plancton, patatas fritas, jamón, pino, palomitas o fresas con ginebra. Y eso entre un larguísimo y sobre todo variopinto etcétera.
Curiosamente estas Navidades los quebraderos de cabeza se los está dando uno de sus ingredientes más tradicionales, el cacao.
Turrón sin límites. Atrás quedan los tiempos en los que en los lineales de los supermercados había solo un puñado de sabores de turrón. Hoy los aficionados al dulce están de suerte. En un empeño evidente por renovar su imagen y desestacionalizar la demanda, los fabricantes de turrón han dado un giro de (casi) 180º a su estrategia. Y eso ha pasado en gran medida por combinar su oferta tradicional con nuevos lanzamientos, innovando con sabores alejados de la gama tradicional y buscando alianzas con nombres y marcas reconocibles del sector, desde multinacionales (Lay´s, Chupa-Chups o Donuts) a chefs como Dabid Muñoz o Albert Adrià.
Una obsesión que sigue. La obsesión de la industria por los sabores delirantes no es una novedad. De hecho en España la fascinación por los «turrones diversos» puede remontarse como mínimo al siglo XIX, o incluso al XVIII, cuando ya se exploraba con variedades de carne. A lo largo de las últimas Navidades el catálogo se ha ensanchado sin embargo con opciones como el turrón de patatas, pino, Chupa-Chups, Donettes, palomitas, chocolate con churros, jamón… Y eso entre una larga lista que sigue creciendo.
El Almendro y Estrella Galicia sumaban fuerzas hace poco para ampliar su catálogo con un turrón de cerveza negra. Quizás resulte chocante, pero es solo un ejemplo más de la carrera por destacar en un mercado cada vez más competitivo y con mayor oferta. Vicens presume también de tener un turrón con cerveza Damm, el Almendro ha completado su oferta con otras novedades, como un turrón de Donettes o uno «Monopoly», y al mercado han llegado tabletas con sabores tan diversos como el de arroz con azafrán, plancton, manzana de feria o Cacaolat, lo que refleja el interés que genera en otras ramas del sector la expansión del dulce navideño.
El cacao agría la fiesta. Irónicamente ha sido otro ingrediente, mucho más tradicional, el que este año ha traído de cabeza al sector: el cacao. Y la razón es su coste. Inmerso en su espiral de búsqueda de nuevos sabores, los fabricantes de turrón se han topado con otra espiral: la de un precio del chocolate impulsado al alza por la peor «crisis del cacao» de las últimas décadas. Sobre ella os hemos hablado ya en varias ocasiones a lo largo de los últimos meses, pero ha sido ahora, en Navidades, una de las épocas de mayor demanda, cuando ha cobrado más importancia.
Hace unos días Isabel Sánchez, directiva de Delaviuda, aseguraba en una entrevista con El País que «el sector está haciendo todo lo posible» para que el impacto del encarecimiento del cacao de cara a los consumidores finales sea «el mínimo», y advertía: «Si los fabricantes no hubiésemos asumido una parte, estaríamos hablando de subidas mínimas del 50% para todos los productos».
«Va a decaer un poquito». La frase es de Manuel Sánchez, jefe de administración de turrones DosHermanos, quien durante una charla con Europa Press advertía del previsible impacto que tendrá el alza de costes del cacao. «El chocolate este año va a decaer un poquito por el precio, porque realmente ha subido bastante. Se está notando, pero es transitorio y supongo que el año que viene volverá a estabilizarse y recuperará su venta normal». Para ser más precisos, Europa Press detalla que el turrón de chocolate se ha disparado entre «un 30 y 40%» a causa del coste del cacao.
La nota amarga. El encarecimiento del chocolate llega en un momento especialmente dulce para el sector, que tras varias campañas marcadas por la sombra de la inflación confía en firmar unas buenas Navidades. «Hay bastante optimismo», confesaba la semana pasada a Efe el secretario general de la Asociación Española de Ducel (Produlce), Rubén Moreno.
Aunque reconoce que es pronto aún para compartir cifra definitivas, el colectivo prevé que la facturación crezca alrededor de un 4%, con una evolución acompasada entre el volumen de ventas y su valor. La nota negativa volvían a ponerla los productos con chocolate, influidos por los «máximos históricos» en el coste de la materia prima.
Atentos a la reduflación. Los fabricantes no son los únicos que han compartido sus sensaciones y previsiones de cara a las Navidades de 2024. A comienzos de noviembre Facua lanzó un informe en el que advertía sobre otro fenómeno de cara a esta Navidad, la reduflación, una combinación de «reducción» e «inflación» y que supone otra forma de encarecimiento de la mercancía. En vez de revisar los precios al alza, los fabricantes mantienen sus tarifas de venta disminuyendo el tamaño y cantidad de lo que venden. El resultado: mismo precio, pero a cambio de menos producto.
La advertencia de Facua se centraba en los dulces navideños, poniendo un énfasis especial además en los elaborados con chocolate. Por ejemplo, la asociación citaba un turrón de chocolate de la marcha Suchard. Según sus datos, en 2023 la tableta disponible en la mayoría de comercios costaba 3,99 euros y contenía 260 g. Este año se mantiene el precio, pero por 230 g. «El precio por kilo ha aumentado un 13%, pese a que a simple vista la mayoría de consumidores no detecta esa bajada de 30 g».
El cacao, en el punto de mira. La clave del complejo escenario que afrontan los fabricantes de turrones estas Navidades es la espiral de precios del chocolate. Esta misma semana la plataforma especializada Investing.com advertía que los futuros del cacao en Nueva York se situaban en máximos históricos, sobrepasando con bastante holgura los 12.000 dólares por tonelada, impulsados por las preocupaciones por la producción en Costa de Marfil.
Las tablas de servicios como Trading Economics o la propia Investing captan de forma gráfica esa evolución, con precios que hace apenas un año estaban por debajo de los 5.000 dólares. Los motivos: un pronunciado desfase entre demanda y producción, la caída de stock y cosechas marcadas por las lluvias y enfermedades como la «vaina negra», producida por el Phytophthora. Una de las claves de la escalada en los futuros del cacao en lo que va de año son de hecho las malas cosechas en África Occidental.
Imágenes | Wikipedia y Tetiana Bykovets (Unsplash)