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China y EEUU quieren el mismo territorio de Sudamérica. China ha ofrecido un ambicioso proyecto, Trump entrar por la fuerza

Más allá de las tensiones de China y Estados Unidos en espacios tan diferentes como la isla de Taiwán o el conflicto que está teniendo lugar en Europa tras la invasión de Rusia en Ucrania, otro enclave de importancia geopolítica ha tomado fuerza en 2025. Si bien Panamá ha subrayado que “su” Canal es un territorio neutral, las recientes declaraciones de Donald Trump y los movimientos de China ponen el foco sobre un espacio y su encrucijada entre dos potencias globales.

Un legado y tensiones históricas. En enero de 2024, Panamá conmemoró el 60 aniversario de las protestas estudiantiles contra la ocupación estadounidense de la zona del Canal, un evento que marcó el inicio de su lucha por la soberanía. En este contexto, el presidente de la nación, José Raúl Mulino, reafirmó hace poco que el Canal de Panamá «es y seguirá siendo panameño», una declaración con claro destinatario: el presidente electo Donald Trump.

El magnate había sugerido la semanada pasada que China controla el canal y planteó incluso el uso de fuerza militar para recuperarlo. Unas palabras que avivaron viejas heridas en un país que aún recuerda las muertes ocurridas en 1964 por intentar izar su bandera en territorio ocupado.

El “amigo” chino. Desde que Panamá rompió relaciones diplomáticas con Taiwán en 2017 y reconoció a Beijing, China ha buscado estrechar lazos económicos y políticos con el país. Esto lo hemos contado con algunos de los últimos acercamientos. A través de su Iniciativa de la Franja y la Ruta (Panamá se convirtió en el primer país latinoamericano en unirse), China ha prometido grandes inversiones en infraestructura.

Dichas propuestas han permitido a Beijing posicionarse como un socio alternativo a Estados Unidos en Sudamérica, presentándose además como un país en desarrollo, si se quiere más sintonizado con las necesidades de la región. Por supuesto, la relación no ha estado exenta de críticas, ya que algunos acusan a China de usar estas inversiones para ganar influencia política y económica, además de generar deudas insostenibles.

Proyectos y promesas. A este respecto, China ha anunciado proyectos ambiciosos como una línea ferroviaria de alta velocidad de 400 kilómetros, una nueva línea de metro en la Ciudad de Panamá y un puerto de contenedores que prometía ser el más moderno del país. También aseguró un contrato de 1,4 mil millones de dólares para construir un cuarto puente sobre el Canal de Panamá y abrió negociaciones para un tratado de libre comercio.

Plus: mediante iniciativas de «poder blando», como el Instituto Confucio y donaciones durante la pandemia, China ha buscado fortalecer su presencia cultural y económica en el país.

Qué dice Trump. El presidente electo ha intensificado su retórica contra la supuesta influencia china en el canal, acusando a Beijing de amenazar la soberanía de Panamá. Su postura ha generado preocupación entre analistas que advierten que tales declaraciones podrían empujar al país aún más hacia China.

¿Cómo? A este respecto, Ramón Escobar, exmiembro del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, señaló que la falta de diplomacia de Trump podría alienar a Panamá en un momento en que el país aún valora su relación con Estados Unidos como su alianza más importante, aunque siempre con algún asterisco.

La neutralidad como activo económico. Por su parte, Panamá ha reiterado que el Canal es un territorio neutral, accesible a todos los países y operado bajo estricta transparencia. Desde que Estados Unidos transfirió el control en 1999, la Autoridad del Canal de Panamá ha invertido más de 5 mil millones de dólares en su modernización, posicionándolo como un eje clave del comercio global.

De hecho, líderes panameños, como Ilya Espino de Marotta, han defendido esta neutralidad como su principal fortaleza, argumentando que cualquier interferencia, ya sea de Estados Unidos o China, podría socavar su reputación y funcionamiento.

Un desafío a tres bandas. En “clave USA”, la nfluencia de China en Panamá resalta un problema recurrente para Estados Unidos en la región: su falta de participación activa en proyectos de infraestructura. Desde Panamá se ha señalado que cuando se abren licitaciones para obras importantes, Estados Unidos a menudo no participa, dejando el terreno libre para que China y otros actores internacionales tomen la delantera. A este respecto y según John Feeley, ex embajador de Estados Unidos en la región, el problema no es que China esté ganando en América Latina, sino que Estados Unidos ni siquiera está compitiendo.

Así las cosas, Panamá se encuentra en esa encrucijada entre dos potencias globales, buscando mantener su neutralidad y soberanía mientras equilibra sus relaciones con ambas. Mientras Estados Unidos expresa preocupaciones sobre la creciente presencia china, Beijing niega tener intenciones de infringir la soberanía panameña o usar el canal con fines militares.

Sea como fuere, los avances de China en Panamá (y en la región en general) subrayan una competencia geopolítica en expansión que no ha hecho más que comenzar, una que no ha pasado inadvertida para el próximo presidente de Estados Unidos.

Imagen | pasujoba

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