"No habéis aprendido nada desde 1945": la guerra del acero entre EEUU y Japón que revive fantasmas del pasado
Tenemos un problema con el acero, pero a la vez se trata de un elemento vital en la actualidad. Es un elemento imprescindible en multitud de industrias y China, actualmente, domina claramente el mercado. También son los que más acero demandan, y los demás países productores buscan mejorar su cuota de mercado. Dos de ellos son Japón y Estados Unidos.
Y están protagonizando un culebrón que puede terminar en un conflicto político.
Ballena del acero. El mercado del acero seguirá creciendo, según las previsiones, durante los próximos años, y una de las empresas más importantes es Nippon Steel. Es un peso pesado de la industria que tiene como objetivo seguir creciendo, y para ello se fijó en la estadounidense U.S. Steel. En diciembre de 2023, la japonesa desveló sus cartas: una operación de 14.900 millones de dólares para hacerse con la estadounidense.
Esto habría colocado a Nippon Steel en una posición muy ventajosa. Si tenemos en cuenta las cifras de 2023 de la compañía japonesa -43,66 millones de toneladas de acero- y sumamos la producción de U.S. Steel durante el mismo año, estaríamos hablando de casi 60 millones de toneladas, haciendo que la japonesa subiera un escalón en la lista de los mayores productores.
Ni de broma. Sin embargo, algo que operaciones millonarias como la de Microsoft comprando Activision-Blizzard nos han enseñado, es que la compra de empresas tan grandes no es algo fácil ni que importe sólo a las involucradas: los países y organismos tienen capacidad de vetar operaciones. Y eso es lo que ha pasado en este caso.
Como leemos en The New York Times, en una demostración extraordinaria (por lo fuera de lo común que ha sido) de poder ejecutivo por parte de Joe Biden, Estados Unidos ha bloqueado la operación. Es curioso que Biden, que en apenas unos días abandonará la Casa Blanca a favor de Donald Trump, se haya metido en este berenjenal. Pero tiene sus motivos.
Seguridad nacional. Lo primero es que Trump apoya esta decisión, ya que el tema de la adquisición de U.S. Steel por parte de la empresa japonesa fue uno de los puntos de la campaña electoral de ambos candidatos. Lo segundo es que Biden afirmó que el motivo del bloqueo de la operación sólo buscaba una cosa: proteger la seguridad nacional.
En la declaración que recoge NYT, el actual presidente afirmó que «es mi responsabilidad como presidente garantizar que, ahora y durante mucho tiempo en el futuro, Estados Unidos tenga una industria siderúrgica fuerte de propiedad y gestión nacional para que siga impulsando nuestro producto en el país y en el extranjero. Y es mi obligación, en el cumplimiento de esa responsabilidad, bloquear la compra extranjera de esta vital empresa estadounidense».
«Esta adquisición pondría a uno de los mayores productores de acero de Estados Unidos bajo control extranjero, creando riesgos para nuestra seguridad nacional y cadenas de suministro», sentenció Biden.
Desacuerdo. No sólo Biden y Trump tenían dudas sobre la operación: el Comité de Inversiones Extranjeras en Estados Unidos, un organismo formado por otros como los departamentos del Tesoro y de Justicia, expresaron sus reservas sobre la operación debido a que estaban preocupados porque cayera la producción nacional de acero. Evidentemente, la empresa japonesa no se quedó de brazos cruzados.
Ya el mes pasado, cuando el Comité expresó sus dudas, enviaron una carta acusando a la Casa Blanca de estar ejerciendo una “influencia inadmisible” sobre la decisión, argumentando que las preocupaciones del comité eran debido a declaraciones «repletas de inexactitudes y omisiones fácticas, declaraciones engañosas e incompletas, conjeturas e hipótesis que carecían de fundamento y eran claramente ilógicas».
El hecho es que a U.S. Steel le interesaba este acuerdo. No son la mayor productora de acero estadounidense y desde la dirección veían el acuerdo como algo positivo. Tras las dudas del Comité, la empresa local afirmó que el acuerdo era «la mejor manera, de lejos, para garantizar que U.S. Steel, sus empleados, comunidades y clientes prosperaran en el futuro». Es decir, comprador y comprado estaban en sintonía.
Sindicatos a favor del bloqueo. Los sindicatos, sin embargo, estaban más alineados con el bloqueo debido a que no tenían claro que Nippon Steel siguiera invirtiendo en suelo estadounidense, cumpliendo los planes de la actual U.S. Steel de invertir en nuevas plantas que dan trabajo a cientos de trabajadores.
Tampoco tenían claro que la nueva empresa se fuera a ocupar de las pensiones de los trabajadores, pese a que Nippon afirmó que tenía la intención de cumplir los compromisos contractuales existentes, a mantener la sede en Pittsburgh, Pensilvania, y a invertir en la mejora de la fábrica del estado, donde trabajan 4.000 de los 20.000 empleados de la empresa estadounidense.
Japón pide explicaciones. Tras todo esto, ha sido el primer ministro japonés el que ha pedido explicaciones a Estados Unidos. «Tienen que ser capaces de explicar claramente por qué existe un problema de seguridad nacional», afirmó Shigeru Ishiba. Comentó, además, que «el mundo industrial japonés está preocupado por el futuro de las inversiones en Estados Unidos e instamos a su gobierno a tomar medidas para disipar estas preocupaciones».
Lo de la «seguridad nacional» ha resonado entre la clase política japonesa. Yoji Muto es el Ministro de Economía, Comercio e Industria y comentó que es «incomprensible y lamentable que el gobierno de Biden haya tomado una decisión de este tipo argumentando preocupaciones por la seguridad nacional».
Hablan los interesados. Después del cruce entre ambos gobiernos, Eiji Hashimoto, CEO de Nippon Steel, afirmó que «la decisión de Biden no se basa en un análisis desde una perspectiva de seguridad nacional, por lo que al aclarar las reglas sobre este punto, creo que existe la posibilidad de ganar la demanda».
¿De qué demanda hablan? De la que Nippon Steel y U.S. Steel han presentado, acusando a Biden de violar la Constitución de Estados Unidos.
A río revuelto… Por si fuera poco, la principal empresa del acero de Estados Unidos no ha querido perderse la fiesta. Lourenço Gonçalves es el CEO de Cleveland-Cliffs y no sólo ha presentado una propuesta «completamente estadounidense» que se basa en ser su compañía la que absorba a sus compatriotas, sino que ha calificado a Japón como «malvado».
«Japón, ten cuidado. No sabéis quiénes sois, no habéis aprendido nada desde 1945» – Lourenço Gonçalves, CEO brasileño de Cleveland-Cliffs
Va a más, ya que en la crítica a Japón, Gonçalves acusó al país de haber enseñado a China el camino para inundar el mercado estadounidense de acero a precios bajos. Esto, sin duda, es algo que resuena con el reciente proteccionismo estadounidense, algo abanderado por Donald Trump. Y eso sumado a la cita superior de Gonçalves, fuera totalmente de tono, ya que todo el mundo sabe lo que Estados Unidos hizo en Japón en 1945.
Consecuencias. Se trata de acusaciones bastante fuera de tono, algo a lo que las dos empresas interesadas también han respondido con otra demanda a Gonçalves, argumentando que él y otros han conspirado para evitar la adquisición. Lo que desde Nippon Steel han dejado claro es que no van a renunciar a la adquisición, pese a que las autoridades estadounidenses ahora han dado un plazo hasta el 18 de junio a la empresa para que retire la demanda y el plan.
Veremos qué ocurre, pero desde luego, es un precedente que podría hacer que empresas no estadounidense se planteen adquirir otras de EEUU. A mayores, podría terminar dañando las relaciones entre ambos países. Y no hay que olvidar que ambos son aliados no sólo a nivel comercial, sino también militar.
Imágenes | Takato Marui, Engin Asil, David Lienemann