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Los mariscadores gallegos han lanzado un 'SOS' ante su gran amenaza: el riesgo de colapso de la ría de Arousa

El marisco «made in Galicia» ha saltado hoy a los titulares de The Guardian, pero por una razón que difícilmente alegrará a cualquiera de los trabajadores que se dedican a faenar en sus costas para recoger berberecho, almeja o mejillón. En un acto público y con datos oficiales en la mano, la Plataforma en Defensa da ría de Arousa (PDRA), cofradías y agrupaciones de productores de mejillón acaban de lanzar un ‘SOS’ ante el desplome de la cantidad de marisco que extraen de la ría.

Sus datos reflejan una clara caída de facturación, pero también algo más: en su franja de litoral se recolecta hoy mucha meno almeja, berberechos y mejillón que hace años.

¿Qué ha pasado? Que en la ría de Arousa, la más extensa de Galicia y habitualmente generosa en moluscos y crustáceos, acaba de lanzar un ‘SOS’ en toda regla. Hace unos días la Plataforma en Defensa da Ría (PDRA), cofradías y profesionales del sector del mejillón organizaron una rueda de prensa para compartir una serie de datos que reflejan hasta qué punto han bajado las capturas en sus costas.

No son los primeros en levantar la voz. El sector lleva ya algún tiempo manejando datos preocupantes a nivel autonómico. Hace dos meses Faro de Vigo informaba de que al sector le ha tocado lidiar con la peor cosecha de mejillón de la década, con una caída del 23% en 2023; y en octubre El Correo Gallego hablaba de que en las lonjas gallegas se había subastado un 46% menos de pulpo, atendiendo a su peso.

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Datos para la reflexión. Los datos desgranados por las cofradías y PDRA son lo suficientemente contundentes como para haber llamado la atención de la prensa británica. Y con razón. Más allá del pinchazo de las ventas, que en 2024 se quedaron en 69 millones en las lonjas de la ría, lejos de la media de 85,2 millones registrada los cinco años anteriores, los balances de recogida de marisco resultan alarmantes.

En 2024 la producción de berberecho descendió a mínimos, con una caída del 93,7% con respecto a la de la media del quinquenio 2019-2023. En términos netos, se quedó en solo 19 toneladas. Y las cosas no fueron mucho mejor en las capturas de almeja fina y babosa. Si se comparan con el mismo período, se redujeron más de un 85%. En general, la producción de bivalvos cayó un 44,7% con respecto al período 2019-2023.

«Deterioro progresivo». Para la PDRA la lectura que dejan esas cifras es clara: hablan de una degradación paulatina de la zona, una realidad de la que llevan «muchos años avisando». «[La ría] está sufriendo un deterioro progresivo que se refleja año tras año, en la pérdida de toneladas de bivalvos, de millones de euros, de pérmex y con los bancos marisqueros sin capacidad de recuperación», advierten.

Potencia mundial. Lo que ocurre en las costas gallegas despierta interés más allá de la comunidad autónoma o España porque, como recuerda The Guardian y reivindica la propia Xunta, su sector juega un papel clave a nivel internacional.

«Galicia es la primera potencia mundial en cultivo y comercialización del mejillón y se coloca de segunda después de China en cuanto a producción y extracción de este bivalvo», señalan desde el Ejecutivo autonómico antes de recodar que por su litoral se reparten 3.337 bateas, la mayoría en la ría de Arousa. De ellas parte habitualmente alrededor del 40% de la producción europea del bivalvo.

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Una campaña para olvidar. El balance para los responsables de gestionar  las bateas tampoco es precisamente halagüeño. A la espera de los datos definitivos del año pasado, 2023 dejó un saldo de 178.065 toneladas de mejillón vendidos por algo menos de 120 millones de euros, la cifra más baja del último cuarto de siglo, recuerda elDiario.es, y lejos de los buenos resultados cosechados en 2022. La propia Xunta reconoce que lo normal es que de las bateas repartidas por Galicia se extraigan cada año más de 250.000 toneladas.

¿Y cuál es el motivo? Los productores hablan de la contaminación generada por las estaciones depuradoras de aguas residuales (EDAR) y vertidos de las fábricas, un diagnóstico en el que parece coincidir Marta Martín-Borregón, de Greenpeace España, en declaraciones a The Guardian. «La principal causa es la contaminación procedente de los residuos vertidos al estuario, procedentes de la agricultura y de las fábricas, como las conserveras».

«Las aguas de las rías normalmente son frías y las corrientes aportan muchos nutrientes. Con el calentamiento de los mares hay especies de mariscos que no pueden prosperar en aguas cálidas». Ese escenario, recalca Martín-Borregón, pasa factura especialmente a los mejillones y amenaza con el “colapso” del sector dedicado al marisqueo. A la hora de analizar la caída de producción de las bateas suelen señalarse la falta de semilla y la temperatura elevada.

«Necesitamos que nos ayuden». La frase es en esta ocasión de María del Carmen Besada Meis, responsable de la cofradía de pescadores de San Martiño, en la ría de Arousa, y que estos días compartía su frustración con la prensa británica. En su opinión una de las claves de la situación con la que les toca lidiar es el cambio climático y las lluvias torrenciales de los últimos años, pero clama: «Lo que nos gustaría es que alguien viniera e hiciera una investigación adecuada».

«Somos mariscadores, no sabemos cuál es la solución, por eso necesitamos que los científicos nos ayuden», recalca. De ahí que PDRA, cofradías y productores de mejillón exijan a la Xunta de Galicia que intervenga de forma «urgente» en el saneamiento y regeneración de la ría de Arousa. Los afectados demandan que el problema se aborde «con seriedad» y muestran su rechazo a dos proyectos que, según argumentan sus críticos, afectaría al ecosistema regional: la planta de Altri proyectada en Palas de Rei y la mina de Touro y O Pino.

Imágenes | Jose Luis Cernadas Iglesias (Flickr), Juantiagues (Flickr) y Manuel M.V. (Flickr)

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