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El círculo virtuoso: China se ha convertido en la mayor potencia de valor añadido del planeta gracias a retroalimentarse

China quiere dejar de ser la fábrica del planeta. De hecho, necesita dejar de serlo. La pugna que sostiene con EEUU por hacerse con la supremacía mundial requiere que el país de Xi Jinping se consolide como el mayor proveedor de servicios y productos de alto valor. Esta posición le permitiría competir con el país liderado por Donald Trump en igualdad de condiciones, algo impensable hace apenas una década. Pero China está en ello. Y va por buen camino.

La primera piedra la colocó el presidente chino en 2015. Ese año Xi Jinping anunció la puesta en marcha de una estrategia conocida como plan «Made in China 2025» cuyo propósito era colocar a China como líder mundial en 13 tecnologías estratégicas. Diez años después lidera en cinco de ellas: vehículos aéreos no tripulados, paneles solares, grafeno, trenes de alta velocidad y vehículos eléctricos/baterías de litio (estas dos últimas van de la mano). Y es competitiva en otras siete, entre las que merece la pena destacar semiconductores, robots o inteligencia artificial (IA).

Este es el secreto a voces de China: el solapamiento industrial y tecnológico

Las sanciones que han desplegado EEUU y sus aliados durante los últimos tres años han obligado a China a invertir una ingente cantidad de recursos con el propósito de independizar su industria tecnológica de los países extranjeros. De lo contrario estaría condenada al estancamiento. En esta tesitura es crucial que no pasemos por alto que las prohibiciones de EEUU, Países Bajos o Japón, entre otros países, impiden a las instituciones de investigación y las empresas chinas acceder a los equipos de litografía más avanzados y a los chips de vanguardia.

China tardará al menos cinco años en tener un equipo de litografía de ultravioleta extremo equiparable a los que produce ASML

Estos últimos siguen llegando a China a través de empresas intermediarias alojadas mayoritariamente en Malasia, Singapur o India. Sin embargo, las máquinas de fabricación de chips son harina de otro costal. Presumiblemente el país de Xi Jinping tardará al menos cinco años en tener un equipo de litografía de ultravioleta extremo equiparable a los que produce actualmente la compañía neerlandesa ASML. No obstante, como acabamos de ver, si nos ceñimos a los circuitos integrados maduros China es competitiva, pero en semiconductores en general no lidera.

El esquema que publicamos encima de estas líneas ha sido elaborado por el sociólogo e investigador de la Universidad de Princeton, en Nueva Jersey (EEUU), Kyle Chan para la muy recomendable newsletter High Capacity. Ilustra con mucha claridad cómo ha logrado China en un plazo de tiempo relativamente breve consolidarse como líder mundial en baterías de litio, coches eléctricos o drones, y ser un competidor aventajado en robots industriales, semiconductores o inteligencia artificial.

La clave del inapelable éxito de China es, más allá de su gran inversión económica y su capital humano, el solapamiento industrial y tecnológico

La clave de este inapelable éxito es, más allá de la gran inversión económica y el capital humano que está invirtiendo este país asiático en estos sectores, el solapamiento industrial y tecnológico. El esquema de Kyle Chan refleja claramente la interdependencia que existe entre algunas empresas, como, por ejemplo, los fabricantes de coches eléctricos Xpeng, NIO o Geely, entre otros, y los productores de baterías de litio CATL y BYD. Esta última empresa también fabrica coches, autobuses y camiones eléctricos, entre otros productos.

Como vemos en el esquema, China ha desarrollado varios ecosistemas tecnológicos e industriales que se superponen tanto si nos ceñimos a las empresas que están involucradas en ellos como a las tecnologías implicadas. La mayor fortaleza de este país consiste en que no es fuerte solo en baterías; también lo es en coches eléctricos. Y en teléfonos inteligentes. Y en drones. Y en robots industriales. Y en muchos otros sectores.

Casi todos ellos están interconectados, bien de forma directa, bien de manera indirecta. Y cuando uno se ve reforzado por una innovación rupturista todos aquellos con los que sostiene alguna dependencia tecnológica también se ven fortalecidos. Aquí reside, en definitiva, la alta competitividad de China en tantas industrias de carácter estratégico.

Imagen | Alex

Más información | High Capacity

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