Se venden tan pocos pisos en China que están recurriendo a incentivos creativos: viviendas con avión privado incluido
En China lo veían venir desde hace tiempo. Lo que en su momento fue el gran motor económico, con esos paisajes donde se imponían las monstruosas grúas que estaban levantando las ciudades, pasó a gran dolor de cabeza. Evergrande en el 2021 fue solo la punta del iceberg del sector, y ahora la nación atraviesa posiblemente su peor crisis inmobiliaria. El propio gobierno es claro: «Las inmobiliarias insolventes que deben quebrar deberían hacerlo o ser reestructuradas». Hoy, ante tanta vivienda sin venta, medidas desesperadas.
Sobrevivir o morir. Como decíamos, el sector inmobiliario en China, que alguna vez representó un cuarto de la economía nacional y el principal vehículo de riqueza de los hogares, atraviesa en estos momentos su quinto año de recesión. Ante la caída sostenida de las ventas y el acceso limitado a financiamiento desde 2021, los desarrolladores inmobiliarios han recurrido a promociones de lo más extravagantes para atraer compradores.
¿De qué hablamos? Hay de todo, desde pagos iniciales simbólicos de 9.9 yuanes hasta regalos de iPhones, billetes de avión o, en el no va más del surrealismo, participaciones de propiedad de jets privados y capacitación para ser piloto, ofertas absurdas que reflejan una lucha desesperada por mantener a flote un mercado que en 2024 apenas generó ingresos totales de 10.8 billones de yuanes, una caída significativa frente a los 19.3 billones de 2020.
Creatividad fuera de lo común. Las estrategias incluyen también desde reembolsos de vuelos en Shenyang, fondos para viajes en Suzhou, hasta incluso el uso de productos agrícolas (como ajo y sandías) para reducir pagos iniciales en provincias como Henan, es decir, el pago con especies de otros tiempos.
Contaba Nikkei en un reportaje sobre la crisis que, en Shanghái, se ofrecieron pases de metro gratuitos por cinco años a quienes compraran en ciertas urbanizaciones. Tácticas que tienen su razón de ser: buscan sortear las restricciones gubernamentales sobre descuentos, ya que incluso con rebajas autorizadas de hasta un 15%, la demanda sigue siendo insuficiente. Con todo, estas medidas no han logrado revertir significativamente el declive del mercado, que este año podría registrar ventas de viviendas nuevas de apenas 8 billones de yuanes, muy por debajo de los 9.7 billones del año anterior.
Impacto en desarrolladores y la entrada de empresas estatales. En este punto aparece la figura de desarrolladores privados, como Country Garden y Evergrande, quienes han perdido su liderazgo en favor de empresas estatales como Poly Developments, respaldadas por el gobierno central.
Mientras, gigantes del sector como Vanke han enfrentado pérdidas históricas, y el número de desarrolladores con ventas anuales superiores a 100.000 millones de yuanes cayó de 43 en 2020 a solo siete en 2024. De hecho, la crisis de liquidez y la lenta recuperación del interés por viviendas nuevas ha obligado a los desarrolladores a depender de inventarios para sobrevivir, limitando su capacidad de completar proyectos inconclusos y cumplir con pagos de deuda.
Cambio en la demanda y desafíos en pequeñas urbes. Es otra de las patas a tratar que recuerda a otras tantas naciones con problemas similares. Mientras las megaciudades como Shanghái y Shenzhen concentran la mayor parte de la demanda, las ciudades más pequeñas enfrentan un exceso de viviendas vacías y una disminución en la población debido a la desaceleración económica y las migraciones.
Un caldo de cultivo que agrava la situación para los desarrolladores, que no obtienen beneficios de las ventas secundarias y ven reducida su capacidad de generación de ingresos. Además, la preferencia por unidades existentes también refleja la desconfianza de los consumidores en un sector golpeado por impagos de deudas y proyectos inconclusos.
Perspectivas del mercado y desafíos regulatorios. Aunque el gobierno chino ha flexibilizado algunas restricciones para estimular el sector, lo cierto es que los desarrolladores siguen teniendo que lidiar una ardua batalla por una participación en un mercado primario en contracción. En este sentido, los analistas señalan que estas promociones, aunque aumentan la visibilidad de las empresas, no han impulsado una recuperación sólida en las ventas, lo que demuestra el nivel crítico al que ha llegado la desesperación en la industria.
Todo ello ha llevado a la situación actual, donde al sector no le está quedando más remedio que “tirar” de incentivos extravagantes y creativos, un reflejo, no solo de la magnitud de la crisis inmobiliaria, sino también de la falta de soluciones estructurales para abordar las raíces del problema.
Imagen | Steve Boland