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La ciencia ha desmentido el último mantra matutino de los gurús de la productividad: la ducha fría es tan inútil como el madrugón

En los últimos años, algunos de los gurús del bienestar y la productividad parecen haberse propuesto torturar a sus seguidores con los más inhumanos tormentos. Primero fue la moda de levantarse a las cinco de la mañana para completar un ritual interminable. Ahora, la nueva moda es realizar inmersiones en agua helada cada mañana con la excusa de aliviar el estrés, reducir la inflamación y fortalecer las defensas.

La ciencia ya desmontó los supuestos beneficios de levantarse a las cinco, y ahora le toca el turno a los baños de agua helada. Los investigadores de la Universidad del Sur de Australia no han encontrado evidencias de los milagros que los gurús atribuyen a esta práctica.

Los influencers del frío. En los últimos años, los baños polares, también conocidos como inmersiones en agua fría han ganado una enorme popularidad. Atletas de élite y jugadores profesionales como LeBron James, se sumergen en bañeras de agua helada tras las competiciones. Incluso Gwyneth Paltrow dedicó uno de los episodios de su serie The Goop Lab para mostrar los supuestos beneficios terapéuticos de sumergirse en aguas heladas.

Esa tendencia se ha popularizado llegando a todo tipo de personas que solo buscan bienestar general o simplemente reducir los niveles de estrés. Las redes sociales y los influencers, han atribuido a estos baños múltiples beneficios para la salud física y mental. Sin embargo, la ciencia ha querido comprobar si las inmersiones en agua helada son tan beneficiosas como las redes sociales nos han hecho creer.

Bañarse está bien, la temperatura es opcional. Los investigadores de la Universidad de Australia del Sur decidieron evaluar científicamente los supuestos beneficios de ponerse en remojo en agua helada. Para ello llevaron a cabo un metanálisis de 11 estudios globales, cuyos resultados fueron publicados en PLOS One.

Para el análisis se utilizaron los datos de inmersiones y duchas frías con temperaturas de entre 7 y 15 ºC durante un rango de tiempo de entre 30 segundos y dos horas. Aunque algunos beneficios que se atribuían a esta práctica sí se identificaron en los resultados, los investigadores descubrieron que las pruebas existentes se centran principalmente en atletas y no en la población general.

Olvida la cura para el estrés. Los investigadores aseguraron en su informe que los efectos de las inmersiones en agua helada contra el estrés no fueron los anunciados «descubrimos que la inmersión en agua fría podía reducir los niveles de estrés, pero solo durante unas 12 horas después de la exposición». Es decir, no se observaron pruebas de las inmersiones en agua helada tengan un efecto inmediato sobre los niveles de estrés, ni un efecto apreciable a largo plazo.

«Notamos que los participantes que tomaron duchas frías de 20, 60 o 90 segundos otorgaron puntuaciones de calidad de vida ligeramente más altas. Pero nuevamente, después de tres meses estos efectos habían desaparecido», explicaban los investigadores en su informe.

Lo que no te quita el sueño, te hace más fuerte. Tampoco fueron concluyentes los resultados en la mejora de la calidad del sueño. El estudio encontró vinculaciones entre las mejoras en la calidad del sueño y las inmersiones en agua fría, aunque esta conclusión se basó en datos limitados exclusivamente a hombres, lo que reclama más investigación en diversos grupos poblacionales.

Los investigadores no se aventuraron a asegurar que las inmersiones en agua fría podían tener un efecto positivo sobre el sistema inmunitario porque, si bien es cierto que se observó una reducción del 29 % en las ausencias laborales relacionadas con enfermedades entre quienes tomaban duchas frías, no se registraron mejoras significativas en la respuesta inmunitaria inmediata a la exposición al frío.

Estos datos indican que, aunque existen posibles ventajas en la exposición al agua helada, los efectos de esta exposición no son consistentes ni duraderos, lo que pone en duda la eficacia generalizada que le atribuyen los gurus.

El «efecto agujeta» del frío. Entre los hallazgos más sorprendentes que hicieron los investigadores australianos se encuentra la respuesta inflamatoria a las inmersiones en agua fría. Contrariamente a la creencia popular, en lugar de reducir la inflamación, los baños en agua helada provocaron «aumentos significativos de la inflamación», tanto inmediatamente como una hora después.

Según los investigadores, esto refleja una «respuesta inflamatoria aguda» del cuerpo ante el estrés provocado por el frío. En palabras del coautor del estudio, Ben Singh, «este pico inmediato en la inflamación es parte de un proceso de adaptación similar al daño muscular provocado por el ejercicio, que posteriormente fortalece los músculos». Es decir, que al igual que las agujetas, este efecto adaptativo puede ser positivo para atletas de alto rendimiento físico, pero Singh destacó que podría ser perjudicial para personas con alguna patología preexistente.

Dicho de otro modo, a no ser que acabes de participar en una prueba olímpica, ducharte con agua fría solo mejorará tu productividad en que el sentido de que tardarás menos en ducharte y podrás dedicar ese tiempo a otras tareas.

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Imagen | Pexels (Olavi Anttila)

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