Ucrania ha registrado la primera ofensiva combinada de la historia sin humanos: drones y robots contra las tropas rusas
En clave bélica y desde el punto de vista militar, la definición de una ofensiva es “aquella manera de obrar de un ejército que ataca al enemigo”. La ofensiva en una contienda tiene como características propias el movimiento, la acción y la iniciativa, y se busca al adversario donde se encuentre para destruirlo. Todas estas pautas se han seguido de una manera u otra en las diferentes guerras y conflictos con un común denominador: los humanos. En la guerra de Ucrania ya no es así.
El primer asalto combinado exclusivo con drones. Ocurrió a finales de 2024, cuando la 13.ª Brigada de la Guardia Nacional de Ucrania («Khartiia») llevó a cabo el primer ataque combinado de la historia utilizando únicamente drones sorprendiendo a las fuerzas rusas en la región de Járkiv, cerca de Lyptsi. Esta operación innovadora empleó una variedad de drones aéreos y terrestres, desde unidades FPV hasta robots armados y drones de reconocimiento operando en distintas funciones: ataque, reconocimiento y apoyo, y dando como resultado el primer asalto mecanizado sin intervención humana en combate directo.
La operación fue dirigida por el pelotón de robótica terrestre de la brigada, conocido como “Deus Ex Machina”, liderado por el soldado con distintivo “Happy”, un joven de 22 años con formación en ingeniería militar. Su unidad, especializada en el uso e innovación de drones terrestres, asumió el desafío de organizar un asalto completamente automatizado en tan solo una semana. Para ello, se establecieron rutas, puntos de control y canales de comunicación específicos.
El papel de los drones. El objetivo del ataque era preparar el terreno para futuras ofensivas, desorganizar a las tropas rusas, destruir objetivos clave y poner a prueba la coordinación entre el centro de mando y las unidades de drones.
Según el oficial de la brigada «Shuhai», el uso de plataformas robóticas para atacar al enemigo y explorar sus posiciones es ya una necesidad en el campo de batalla moderno. Ucrania ha subrayado que la operación marca un hito en el futuro de las guerras.
El plan. La preparación fue meticulosa debido a la falta de precedentes en este tipo de ofensivas. Se realizaron tres simulaciones tanto físicas como virtuales para garantizar la precisión en la ejecución, y aunque el número exacto de drones desplegados no fue revelado, se confirmó la participación de varias docenas, incluyendo drones FPV aéreos y terrestres, drones terrestres con torretas de ametralladoras, drones cuatrimotores pesados de bombardeo y drones aéreos de reconocimiento y vigilancia.
Dos días antes del ataque, los drones fueron trasladados a sus posiciones iniciales. En la ofensiva participaron menos de 100 soldados en labores de operadores, logística y planificación. Se desplegaron aproximadamente 30 drones de diferentes tipos, cada uno manejado por un piloto humano en lugar de usar tecnología de enjambre.
Ejecución y reacción enemiga. Como decíamos, la ofensiva tuvo lugar en una posición fortificada rusa cerca de un bosque denso. La llegada simultánea de drones terrestres y aéreos tomó por sorpresa a los soldados rusos, quienes, acostumbrados a ataques con drones aéreos, no esperaban la combinación con unidades terrestres armadas. La inteligencia ucraniana ha explicado que a través de las intercepciones de radio constataron el caos en las líneas rusas, que se vieron enfrentadas a un enemigo invisible sin soldados humanos a la vista.
Uno de los principales desafíos fue el terreno. Cuentan que el barro espeso característico de Ucrania dificultó el movimiento de los drones terrestres, y aunque algunos quedaron atascados, ninguno fue destruido por fuego enemigo. Además, la ofensiva se llevó a cabo con un enorme nivel de precisión: no se reportaron pérdidas de drones debido a la guerra electrónica rusa, un problema común en este tipo de operaciones.
Lecciones aprendidas. la infantería ucraniana tomó y aseguró la posición, consolidando un avance en el frente de Járkiv. A pesar del éxito, la operación presentó varios desafíos. Como contamos, varios drones terrestres quedaron atascados en el terreno, lo que ralentizó algunos aspectos del avance. Algunos registros en video mostraron que los rusos intentaron repeler el ataque con morteros, drones con bombas y unidades FPV, aunque sin lograr una destrucción significativa de los dispositivos ucranianos.
A este respecto, uno de los principales aprendizajes fue la necesidad de mejorar la coordinación entre los drones terrestres y aéreos, así como la gestión de las comunicaciones en combate. Dicho esto, y a pesar de los obstáculos, la operación reafirmó que los sistemas robóticos tienen un enorme potencial en la guerra moderna.
Una guerra distinta. Lo hemos contado en el pasado. El desarrollo de robots militares está en auge en diversas partes del mundo. Empresas como Milrem Robotics (Estonia), Roboteam (Estados Unidos-Israel) o Unmanned System Technologies (Reino Unido) han avanzado en la producción de sistemas terrestres, aunque nadie ha logrado aún reemplazar por completo a los soldados humanos. La fiabilidad, la coordinación y la adaptabilidad siguen siendo desafíos en el combate real.
En ese sentido, la experiencia de la brigada Khartiia es única, ya que han logrado ejecutar un asalto robótico en condiciones de guerra real, proporcionando valiosas lecciones para la industria y los ejércitos del mundo. «Estamos en la era de los mosquetes en lo que respecta a la guerra con drones», reflexionó el sargento jefe de la unidad de vehículos terrestres no tripulados ucranianos, comparando el avance tecnológico actual con las primeras armas de fuego.
El futuro bélico: autónomo. A medida que la tecnología avanza, el desarrollo de robots completamente autónomos se acerca. Aún así, la prioridad sigue siendo mejorar la coordinación, superar dificultades logísticas como el terreno y perfeccionar los sistemas de comunicación. «Los rusos deberían esperar más operaciones como esta», advirtió «Shuhai», subrayando que la guerra con drones seguirá evolucionando.
Lo que comenzó como una misión experimental con bajas expectativas se convirtió en una operación histórica, demostrando la capacidad de los drones para coordinar un ataque combinado sin intervención directa de soldados humanos en el frente.
Imagen | Alan Wilson, Michael Kötter