Llamar Golfo de América al Golfo de México era solo una ocurrencia de Trump. Hasta que Apple cambió sus mapas
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La edición de 1953 fue la última que se publicó del volumen Limits of Oceans and Seas, el texto aceptado internacionalmente para denominar los mares y océanos de nuestro planeta. Está gestionado por la International Hydrographic Organization (IHO), pero lo curioso no es es eso. Lo curioso es por qué hace más de 70 años que no se ha editado.
La razón, explican en The Conversation, la encontramos en el conflicto que hubo entre Japón y Corea del Sur por el nombre de un mar. En concreto, por el mar de Japón, su nombre más conocido y popular. En Corea del Sur no aceptan llamarlo así, y desde entonces tratan de que se le cambie el nombre a «mar del Este».
Corea del Sur se tomó tan a pecho el problema que creó una Sociedad del Mar del Este hace 30 años, pero el problema jamás llegó a resolverse. La IHO llegó a crear una edición revisada de su volumen en 2002, pero nunca se publicó.
Esa es la demostración clara de lo difícil que es cambiarle el nombre a cualquier elemento geográfico en nuestros días. Al menos, de cambiarlo de forma que sea aceptado universalmente.
Y eso es lo que está pasando estos días con la polémica (otra más) creada tras la decisión de Donald Trump, que emitió una orden ejecutiva para llamar al Golfo de México, Golfo de América.
Esa decisión podría haber pasado bastante desapercibida, pero se ha convertido en algo especialmente significativo. No por la decisión en sí, sino porque para lograr convertirla en un estándar de facto (que no de iure) ha obligado a que Google Maps —que anunció el cambio el lunes— y sobre todo Apple Maps cambien el nombre en sus mapas.
Y si los mapas de Google y Apple lo dicen, la cosa cambia.
Lo hace al menos para los cientos de millones de personas que utilizan esos mapas, que acabarán viendo cómo ese golfo ya no es «de México», sino «de América». La popularidad de esas aplicaciones es excepcional, y si algo cambia de nombre en ellas, los usuarios pueden acabar aceptándolo como el nombre oficial.
El problema es que no lo es, porque solo es en EEUU. Pero tanto Google como Apple han introducido ya ese cambio en sus aplicaciones cuando estas son usadas por parte de ciudadanos de EEUU allí, y próximamente el cambio lo veremos todos.
Eso, claro, no significa que el resto del mundo acepte esa nueva denominación y siga usando el nombre que ha tenido siempre ese golfo. No lo harán probablemente en México, donde respondieron con sorna a la decisión del presidente norteamericano.
Lo hizo su homóloga mexicana, Claudia Sherinbaum Pardo, que propuso en una conferencia reciente que quizás entonces deberíamos cambiarle el nombre a Estados Unidos para llamarlo América Mexicana. Fue entonces cuando mostró un mapa de 1607 en el que no solo el Golfo de México aparecía como tal: es que además la región ahora ocupada por Estados Unidos se llamaba América Mexicana.
La respuesta es absolutamente válida. Probablemente Sherinbaum no proponga ese cambio en los mapas de Google y Apple para los mexicanos, y aunque lo hiciera, Apple y Google son empresas norteamericanas y probablemente no aceptarían el cambio.
Sea como fuere, lo cierto es que este cambio de nombres demuestra cómo hoy en día cambiarle el nombre a zonas geográficas tan importantes no es nada fácil, aunque tener a Google y Apple de tu lado ayude.
La pregunta, por supuesto, es qué pasará dentro de cuatro años, cuando acabe el mandato de Trump. ¿Volverá el Golfo de México a ser el Golfo de México?
Imagen | Daniel Torok
En Xataka | Cuando el rey Carlos III encargó un mapa de América del Sur y luego lo prohibió porque era demasiado preciso