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La primera persona que hizo una demostración crucial en física nuclear fue una mujer china de los años 50

En los años 50 del siglo pasado China era un país muy diferente al actual. El Partido Comunista Chino liderado por Mao Zedong había vencido a los nacionalistas que conformaban el Kuomintang después de casi tres décadas de conflicto armado. El poder imperial había desaparecido y el país se había embarcado en unos cambios estructurales muy profundos que culminaron con el nacimiento de la República Popular China en 1949.

Los miembros del Kuomintang se retiraron a Taiwán ese mismo año y dejaron el terreno despejado a la compleja transformación social, política y económica que ya entonces había pergeñado Mao Zedong. El nuevo régimen se había erigido sobre los principios comunistas con el propósito de dejar atrás muchos siglos de una organización feudal que había limitado drásticamente la capacidad de desarrollo del país.

El problema era que sus herramientas fundacionales eran un férreo control ideológico y una agresiva represión política que no admitían ninguna clase de oposición. Entonces China era un país eminentemente agrícola que ansiaba modernizarse y recorrer la misma senda de la industrialización en la que llevaban muchas décadas sumidas otras naciones, como Reino Unido, EEUU, Francia, Bélgica o Alemania.

El Gobierno de Mao puso en marcha una reforma agraria muy ambiciosa que perseguía modernizar la producción agrícola e incrementar su eficiencia. En este contexto el desarrollo científico era una parte importante de su estrategia progresista, pero estaba subordinado a los principios ideológicos y políticos del régimen comunista. Este no era en absoluto el caldo de cultivo idóneo para que floreciese una joven china apasionada por la ciencia. Y mucho menos por la física nuclear. Pero lo hizo.

Chien-Shiung Wu lo tenía todo en su contra

A principios del siglo XX la mayor parte de las mujeres en China no tenía la más mínima oportunidad de estudiar. Pero Chien-Shiung Wu era especial. Nació en 1912 en la provincia de Jiangsu, y cuando apenas tenía cinco o seis años sus padres se dieron cuenta de que era una niña muy inteligente que estaba dotada de una curiosidad y una astucia impropias de una persona tan joven. Afortunadamente para ella, sus padres apreciaban el valor de la educación a pesar de lo difícil que resultaba a una familia relativamente humilde acceder a ella.

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A Wu se le daban de maravilla las matemáticas y la física. Destacó tanto desde su juventud en estas disciplinas científicas que consiguió acceder a estudios superiores de física en la prestigiosa Universidad Nacional Central (actualmente se la conoce como Universidad de Nankín). Es importante que no pasemos por alto que a principios de la década de los años 30 del siglo pasado China era, como hemos visto, un país fundamentalmente agrícola que estaba sumido en la convulsión revolucionaria desencadenada por la desaparición del poder imperial.

En este contexto social y político era muy difícil que una mujer consiguiese acceder a estudios universitarios. Y era aún más improbable que destacase en una carrera científica. Pero Chien-Shiung Wu lo hizo. Se graduó en Física en 1934, y dos años más tarde decidió viajar a EEUU para completar su formación. Su extraordinario currículo académico le ayudó a ser admitida en la Universidad de California en Berkeley bajo la supervisión de Ernest Lawrence, el inventor del ciclotrón, y en 1940 obtuvo su doctorado en Física.

A partir de este momento inició una carrera meteórica como investigadora especializada en la emisión de rayos gamma en particular, y en la física nuclear en general. Su dominio de la espectroscopía nuclear, una técnica que sirve para estudiar el comportamiento de los núcleos atómicos observando la radiación que emiten o absorben, fue la tarjeta de presentación que provocó que fuese fichada por el Laboratorio de Radiación de la Universidad de California. Y poco después, ya en plena Segunda Guerra Mundial, participó en el Proyecto Manhattan como parte de la delegación de la Universidad de Columbia (Nueva York).

Su extraordinario currículo académico le ayudó a ser admitida en la Universidad de California en Berkeley bajo la supervisión de Ernest Lawrence, el inventor del ciclotrón

Buena parte de su carrera profesional discurrió en esta última institución como investigadora y profesora titular, y ya durante sus primeros años en la Universidad de Columbia fue muy apreciada por los demás docentes y los alumnos de física por la que fue su mayor contribución al Proyecto Manhattan: el desarrollo de la tecnología de separación de los isótopos de uranio. Sin embargo, sus logros acababan de empezar. Y es que el trabajo por el que ha pasado definitivamente a la historia de la física llegó, como os hemos adelantado en el titular de este artículo, durante la década de los 50.

Wu ha pasado a la historia por sus experimentos en física nuclear

En 1956 Chien-Shiung Wu diseñó un experimento muy ingenioso utilizando cobalto-60 enfriado a una temperatura extremadamente baja. Su propósito era estudiar si los electrones emitidos en presencia de un campo magnético de mucha intensidad se distribuyen de una forma asimétrica, como habían hipotetizado los físicos teóricos Tsung-Dao Lee y Chen Ning Yang, con los que colaboraba. Su experimento funcionó correctamente, permitiendo a Wu demostrar que los electrones emitidos durante el proceso de desintegración salían despedidos preferentemente en una dirección. y no de una forma simétrica, como creían los físicos hasta ese momento.

El experimento de Wu jugó un papel crucial en la concesión en 1957 del Premio Nobel de Física a los teóricos Tsung-Dao Lee y Chen Ning Yang

Esta prueba ha pasado a la historia de la ciencia como «el experimento de violación de la paridad de Wu». Su importancia reside en su capacidad de demostrar que en la interacción nuclear débil, que es la fuerza fundamental responsable de algunos procesos atómicos, como, por ejemplo, la desintegración beta, la simetría no se cumple. Si lo expresamos de esta forma puede no parecer importante, pero lo es. Es un conocimiento importantísimo.

De hecho, no solo respaldó la teoría de la desintegración beta de Enrico Fermi; sin él los físicos no habrían podido elaborar las teorías que dan forma actualmente al Modelo Estándar de la física de partículas. El experimento de Wu jugó un papel crucial en la concesión en 1957 del Premio Nobel de Física a Lee y Yang. Muchos científicos consideran que lo justo habría sido que Chien-Shiung Wu hubiese recibido este galardón junto a sus colegas, pero no fue así.

Sus publicaciones en el ámbito de la física nuclear de precisión y sus muchas aportaciones a la física de partículas fueron recompensadas con la Medalla Nacional de la Ciencia de EEUU, en 1975, y con el Premio Wolf de Física, en 1978. Además, fue la primera mujer que presidió la Sociedad Estadounidense de Física. Su legado sigue plenamente vigente y es una prueba irrefutable de que con perseverancia, esfuerzo y pasión es posible llegar muy lejos incluso aunque el punto de partida no sea en absoluto propicio.

Imagen | Generada por Xataka con DALL-E

Retrato | Smithsonian Institution

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