Lunes, 24 de agosto de 2020 12:51 | Información General | REGRESO-CLASES
CIUDAD DE MÉXICO, agosto 24 (EL UNIVERSAL).- A partir de este ciclo escolar, Héctor, de 12 años y Octavio, de 8 años respectivamente, se levantarán, le ayudarán a su mamá a prepararse para el trabajo, se bañarán, y desayunarán para estar listos porque a las 09:00 en punto iniciarán sus clases a través de la plataforma de Zoom.
Inscritos en colegios privados, los niños han tenido que adecuar su rutina al confinamiento por Coronavirus 2019.
Cada uno cuenta con su espacio para seguir sus clases, hacer sus tareas y no distraerse: mientras Héctor Rodríguez Bermejo trabaja en la mesa del comedor con una laptop, mientras que su hermano menor Octavio utiliza una iPad en su cuarto donde además puede ver películas; cuando terminan sus actividades se juntan para jugar videojuegos y esperar el regreso de su mamá.
A veces, el mayor practica su música, le gusta tocar el violín, la guitarra y el teclado, mientras que su hermano lee o ve televisión. Para él, quien inició clases el lunes pasado y no tuvo graduación de la primaria, el arranque del ciclo escolar ha sido aún más difícil porque pasó a secundaria y no conoce de sus compañeros y maestros más que lo que observa por la plataforma Google Meets, a través de la cual toma sus clases todos los días.
«Fue estresante al principio, no conocía a muchos de mis compañeros, en realidad sólo a algunas maestras y a un compañero que conocía de la primaria. Primero creí que no iba a poder hacer amigos porque se me olvidó cómo le hice en la primaria. A veces hago llamadas con mis amigos de la primaria o jugamos en línea», dijo en entrevista en su habitación.
Para Octavio, de 8 años, lo más difícil del confinamiento es el temor de que su mamá se contagie de Coronavirus 2019 puesto que ella ha seguido trabajando y en su empleo tiene mucho contacto con médicos y personal de salud. De la pandemia por Covid-19 ve como positivo que hay menos contaminación en la ciudad, pero está preocupado por su vida y por la de sus seres queridos.
«Ha sido un poco difícil tomar clases en internet pero ya que me acostumbré y supe hacerlo bien, ya está todo mejor. Extraño la escuela porque ahorita estamos atrapados y no podemos salir. No tengo muchas preocupaciones, pero mi mamá tiene muchos amigos doctores y me da miedo que alguno de ellos vaya a áreas Covid-19.
No me ha gustado que nos podemos morir aunque siempre que salimos usamos cubrebocas y unas gafas», dijo.
Su mamá, Valeria Bermejo confiesa que, como madre divorciada, para ella también ha sido complicado el hecho de que sus hijos tomen clases en línea. Antes del Coronavirus, los niños permanecían en la escuela hasta las 17:00 horas, inclusive comían en el plantel, lo que a ella le permitía salir de trabajar y pasar a recogerlos, sin tener que preocuparse por dejarlos solos en casa.
Ahora tiene que regresar a recoger la casa, preparar de comer y dejar los alimentos listos para que los niños se calienten en la estufa o en el horno de microondas al día siguiente, lo que le genera una preocupación constante. Además de las labores del hogar y del trabajo, Valeria les marca por teléfono a sus hijos varias veces al día para estar al pendiente de ellos, si ya hicieron la tarea, si ya comieron e inclusive desde el trabajo intenta seguir las clases de sus hijos por Zoom para poder ayudarles a hacer sus tareas cuando regrese.
También le preocupa que se vaya a reducir el aprovechamiento escolar de los niños con las clases en línea y el hecho de que, a pesar de no estar en clases presenciales, se están incrementando los costos de la educación de los niños, puesto que la secundaria de Héctor no les hizo ningún descuento a los papás en inscripción, colegiatura o material.