Talleres impartidos por la Edayo, cuna de emprendedores en Edomex
Fernando Tapia descubrió su pasión por la cocina a través de estos cursos
Aprender gastronomía era el ingrediente que le faltaba a Fernando Nava Tapia para dedicarse a la organización de eventos.
“¡Todo ha sido muy padre! Antes no cocinaba, ni nada, de hecho desde que llegué aquí, me nació cocinar”, señala.
Desde hace un año ingresó a la especialidad de gastronomía en la Escuela de Artes y Oficios (Edayo) de Zinacantepec, donde nació su pasión y amor por la cocina.
“Llevo aproximadamente ocho meses preparando platillos, empecé con los platillos que el chef nos ha enseñado; se los he mostrado a mis clientes y les ha gustado”, indica.
Al igual que él, muchas personas ingresan en los talleres del Instituto de Capacitación y Adiestramiento para el Trabajo (ICATI), a fin de capacitarse en oficios como mecánica, repostería, bisutería, inglés, robótica o computación.
Más demanda y clientes
Fernando actualmente se desempeña como organizador de banquetes.
Antes se dedicaba a realizar trabajos de herrería, sin embargo, decidió dar un giro en su ocupación e incursionó en la organización de eventos sociales al rentar dos salones de fiestas en Toluca.
Él no se involucraba en la elaboración de alimentos, pero tras inscribirse al taller de gastronomía ha podido responder a las diversas peticiones culinarias de sus clientes.
Los menús que más le solicitan cuentan con tres tiempos, incluso prepara comida para personas veganas. Tras cursar el taller, su gusto por la gastronomía aumentó porque la especialidad comprende cocina nacional, internacional, bebidas, coctelería, bocadillos y repostería.
Él complementa su trabajo con su conocimiento en herrería, el cual le ha ayudado a colocar ornamentos en sus preparaciones de repostería, creando estructuras o bases para los pasteles y en las mesas de dulces.
Mencionó que su cartera de clientes ha subido y es variada, desde empresarios, escuelas hasta particulares, es el caso de bodas, bautizos, despedidas de soltera y XV años.
“Empecé con pocos eventos, ahora cada fin de semana tengo uno, en un salón de fiestas para 600 personas y uno para 200 personas”, señala.
Sobre el ambiente vivido dentro de las aulas, destacó que es agradable, porque todos los alumnos colaboran en las prácticas tanto en la elaboración como en la compra de insumos.
Además, el instructor les resuelve todas las dudas, pues posee el suficiente conocimiento para ello.
“Es bueno el instructor, se tiene el apoyo de los directivos y compañeros. Trabajamos en conjunto con grupos de cinco personas, todos aprendemos igual, no hay diferencias; las técnicas son para todos”, enfatiza.
Destacó que disfruta la clase y módulos porque aprende diferentes técnicas gastronómicas, así como métodos de cocción.
Ahí, dijo, aprendió la variedad de cremas, pastas, platos fuertes, guarniciones, ensaladas y postres.
“En postres he podido ofrecer a los clientes el tradicional pastel de tres leches, el selva negra que es de chocolate con betún de queso bañado con un ganache de chocolate, y el pastel de frutos rojos; además de decoración de dulces y paletas de chocolate rellenas de rompope. Baileys, nutella, todo eso nos lo ha enseñado el chef”, recalca.
El emprendedor deseó continuar su preparación en el ICATI, pues ha visto resultados positivos y una vez terminado el ciclo poder especializarse en innovación gastronómica en alguna otra escuela.
Además dejar de rentar y tener su propio salón de fiestas.
“Vengo empezando, tengo pocos meses preparando platillos, gracias a Dios tengo mucho trabajo cada ocho días, pero mucha gente aún no me conoce”, reconoce.
Imprimen sus ideas
Impresos con serigrafía, Jessica Liliana González Mejía y Margarita García González pueden apreciar en varios artículos los diseños que ambas elaboraron.
Las estudiantes del taller de artes gráficas de la misma Edayo graban efigies, tanto propias como replicadas en vasos, calendarios, playeras, tazas, azulejos, termos y demás productos comercializados al mayoreo o al menudeo.
“Ponemos en práctica lo aprendido y salimos a vender, ya sea para eventos como XV años, bodas, pues abarca muchas más vertientes el oficio”, afirma García González.
La pasada temporada de Día de Muertos, González Mejía cubrió un pedido de 200 camisetas que tenían estampada una calavera multicolor, la cual diseñó.
Pero su experiencia no se limitó al autoempleo, pues también entregó 200 vasos ecológicos para el Ayuntamiento de Metepec, los cuales usan tintas a base de agua, que son amigables con el medio ambiente.
Ambas estudiantes reconocieron la importancia de la práctica diaria, la disposición de materiales, los conocimientos y la actualización, pues son herramientas que les han permitido ser más competitivas y continuar con el autoempleo.
Por separado, ellas tienen diversos pedidos en puerta, como son invitaciones, calendarios, playeras, además realizaron artículos para el pasado Día del Amor y la Amistad.
“Lo que hemos aprendido en las clases lo ponemos en práctica, y al campo laboral para generar nuestro propio ingreso económico”, señala González Mejía.
Ambas coincidieron que los aprendido en cada trimestre en la Edayo, así como la práctica, les ha sido útil para autoemplearse y allegarse de recursos para solventar algunos gastos propios o del hogar.
También consideraron que de tener mayor demanda podrían comprar maquinaria y empezar un negocio.